A lo largo de los años que lleva mi blog en el internet, nunca les he hablado de mi familia o de mis familiares que, por cierto, viven muy cerca de mi casa. Pero debo hablarles de mis primos chicos. Son tres, y entre ellos formaron un club súper sensacional: "El club de los dinosaurios".
Hace algunos meses mis primos Sebastián (7 años), Joaquín y Crsitóbal (los dos últimos son mellizos, de 5 años) han estado entusiasmados con esto de los dinosaurios. Por ello, decidieron fundar el club mencionado anteriormente. Mi tía Paola, madre de aquellos tres pequeñuelos, escribió un artículo referente a ese club, por lo que obviaré los detalles pertinentes a cómo se fundó y todo lo demás. El asunto es que, como es un club, deben haber adeptos dispuestos a entrar a él. Es por eso que convencieron a la mayor parte de la familia para inscribirse. Y yo no fui la excepción. La cosa es que entré al "Club de los Dinosaurios". Pero para ello tenía que inventarme un apodo y dar el nombre de un dinosaurio. Luego de eso ya formé parte del club.
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Los fundadores del "Club de los Dinosaurios": Sebastián (al medio) y sus hermanos Joaquín y Cristóbal (no sé cual es cual...) |
Al principio pensé que sólo bastaba con eso. Pero un día, mi primo Sebastián fue a mi casa... ¡¡A COBRAR LA MENSUALIDAD!! Yo quedé ¡Plop! Había que pagar una cuota de $10 pesos por semana. Claro, $40 al mes no es mucho, pero para mis primos eran ingresos frescos cuyos fines hasta el día de hoy desconozco. Finalmente accedí a pagarle dos meses: $80. A la fecha deben de haber juntado un buen billetito, considerando que mi abuela, mis tías y tíos están dentro del club.
Un día llegué a mi casa luego del trabajo cuando, en mi velador, encuentro una hoja que nunca había visto. "¡Qué raro! Y no es mi letra" - me dije. Y, en efecto, no era mi letra: era la de Sebastián. Era la "Tarjeta de Identificación", que indica que soy miembro activo del club. Lo que no sabía es que me habían nombrado nada más ni nada menos como el policía del club...
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Mi tarjeta de identificación por adelante y por atrás. Dice: "Trabajo: Policía; Nombre: Fransisco; Alias: Sasa; Número: 8; Dinosaurio: Raptor" (sic) |
Intrigado por aquel puesto de responsabilidad dentro del Club, decidí llamar a mi primo Sebastián, quien es el que lleva la batuta dentro del Club. "Tú te encargas de nuestras posesiones dentro del Club - me dijo por teléfono -, menos del dinero, que está a cargo del tesorero". Luego indicó: "Aprovecho de avisarte de que hay reunión el martes (23 de junio) a las 7 en mi casa". "¿Para qué?", le pregunté, a lo cual respondió: "Es que queremos saber si todos los miembros del club están de acuerdo con el alza de la mensualidad a $100". Y más encima suben la mensualidad y ni siquiera sé para qué quieren ese dinero. Cuando le pregunté por los motivos por los cuales cobraban tanto al mes, me indicó: "De eso también se tratará en la reunión"...
Me jodió.
Dos días después, mis otros dos primos, Joaquín y Cristóbal, vinieron a mi casa a jugar Nintendo (sí, a los 5 años y ya están fascinados con Super Mario Bros). Yo acababa de llegar del trabajo cuando ellos ya se estaban yendo, a eso de las cinco de la tarde. Había oído, gracias a mi madre, que la famosa reunión de las 7 de la tarde se había suspendido. Así que le pregunté a Cristóbal (co-fundador de "El Club de los Dinosaurios"): "Cristóbal, ¿es verdad que se suspendió la reunión del próximo martes?". Me miró y me dijo: "Sí". Y cuando le pregunté por qué se suspendió, me respondió: "¿Y qué es eso?". No tenía ni idea lo que significaba "suspendió", pero lo más bien me respondió con un claro "sí".
Pues el día martes 23 de junio a las 7 de la tarde mi madre me dice que llame a mi primo Sebastián porque deseaba hablar conmigo. Luego me indicó que mis tres primitos se contagiaron de influenza. Lo llamé y me dijo: "Hoy hay reunión a las 7". "Pero ¿no que se había suspendido la reunión? Además ustedes están enfermos" le contesté, a lo cual me dijo: "No, no importa. Ven, te esperamos". Al explicarle que no podía ir para que no me contagiaran, concluyó: "Ya, está bien. Ven el jueves a las 4". Luego de colgar, pensé: "Ojalá pueda asistir, puesto que no sé a qué hora llegaré del trabajo".
Ese día jueves llegué muy temprano del trabajo, sin embargo cuando me llamó Sebastián para ver si iría a la reunión, le dije que no porque a esa hora tenía otras cosas que hacer. Sebastián me entendió y me dijo: "Bueno, no importa. Hoy no vinieron muchos a la junta, así que habrá repetición el domingo". Yo no pude evitar reírme. Sebastián tiene respuesta para todo...
Y en fin, ese es el famoso Club de los Dinosaurios, del cual yo me siento orgulloso de pertenecer, tomando en cuenta que tengo un gran puesto de responsabilidad dentro de él, y la mensualidad es bastante barata, comparado con otros clubes que conozco. Y lo más importante, es que mis primos se entretienen con cosas sanas, que son inofensivas (¿Qué peligro hay en que formen un club de lo que les gusta?), y no se distraigan con cosas malas y que a la larga les puede hacer mal. Ustedes saben cómo está el mundo, ¿no?
Por último, aun no sé qué hacen con la plata de la mensualidad... quizás se construirán una casa en el sauce que está frente a la casa del vecino... no lo sé, pero ¿no merezco saber qué suceden con esos fondos? Jejeje, total, son sólo unos niños que desean pasarlo bien...