449. De la vez que casi no la cuento...



Es sabido por todos que uno de los temas que más le preocupan a la gente es la delincuencia y la inseguridad. A nadie le cabe la más mínima duda de que vivimos en constante miedo de que nos hagan algo, porque a estas alturas ni de día se anda seguro. Pero, también concordarás conmigo en que esto no es algo nuevo, aunque últimamente ha ido en gran aumento. La delincuencia, los asaltos, la inseguridad, existe desde hace mucho tiempo. ¿Recuerdan cuando les relaté mi asalto mientras iba de regreso a mi casa desde el colegio? Estamos hablando del año 2007. Fue mi primer asalto. Y, tristemente, no fue el último.

Y la última vez que fui asaltado... por poco no lo cuento.

Seguramente recordarán aquellos años en que trabajaba como cajero en un supermercado. Durante mucho tiempo me fui a trabajar en bicicleta, puesto que el supermercado no quedaba muy lejos de casa. Además, no salía tan tarde del trabajo... a las 21:30 hrs marcaba tarjeta y en 10 minutos de pedaleo ya estaba en mi hogar de vuelta. Pero todo cambió cuando me ascendieron a supervisor de cajas.

Con mi nuevo cargo, tenía más trabajo que hacer cuando todos los cajeros se iban a sus casas, por lo que mi horario de salida era a las 23 horas. No teníamos a alguien que nos llevara de vuelta a casa, así que continué yendo en bicicleta. Eso, hasta que un día se pinchó un neumático, y no pude a trabajar en bici. Tomé la micro de ida y, luego de trabajar, salí a las 23 horas para volver a casa. Pero a esa hora no había locomoción. En vez de llamar a alguien que fuera por mí, tomé la decisión de irme caminando, a esa hora, a casa. Craso error.

Llevaba unos 10 minutos caminando. En el trayecto me pillé con una compañera de trabajo y su pololo, quienes gentilmente me saludaron. Un par de minutos después, mientras seguía caminando, vi que venían en sentido contrario dos tipos que, de inmediato, me dieron mala espina. Algo dentro de mí me indicó que diera media vuelta, cruzara la calle y me fuera a una gasolinera que había allí. Algo me decía que esos tipos me iban a asaltar... y mi tincada no fue errada. Tristemente, no me hice caso, y continué caminando hacia ellos.

No recuerdo mucho de cómo me abordaron. Esto fue hace ya 11 años. Pero lo que nunca he podido olvidar es que terminé tirado en el suelo, con uno de los tipos apuntándome con una pistola, y el otro gritándole: "Mátalo, mátalo al conch...". El tipo que sostenía la pistola hizo caso omiso a lo que le pedía su compañero y se conformó con llevarse $30.000 de mi billetera (ni siquiera se llevó la billetera completa) y mi celular. Siguieron su camino y yo quedé tirado ahí, indefenso, tembloroso... y con mucho miedo. Pude haber muerto. Menos mal que las cosas pasaron como se las he relatado.

Como pude me levanté y, usando mi celular de repuesto que andaba trayendo (un Nokia 1100), logré llamar a mi mamá para avisar lo sucedido. Continué mi recorrido lo más rápido posible para llegar a casa y sentirme seguro. Me pillé con una pareja que iba caminando en dirección al supermercado. Los intercepté y les indiqué que me habían asaltado, que tuvieran cuidado. Me lo agradecieron y se fueron por otro lado.

En casa mis papás me tranquilizaron. Avisé en mis redes sociales sobre mi asalto y que no aceptaran ningún llamado de mi celular que me habían robado. Este asalto fue el gatillante para que, un par de semanas después, mi padre me ayudara en la compra de mi primer auto. Junté todos los ahorros que tenía y, junto con un pequeño préstamo, pude comprar un Chevrolet Spark, auto que me duró largos 5 años y medio.

Con el auto que me compré semanas después del asalto

¿Por qué decidí contarles esta historia? En realidad, no lo tengo claro. Quizá para que nunca duden de lo peligroso que es el mundo, y que no se confíen. Siempre deben andar con cuidado. Si es posible, anden acompañados, no salgan tan tarde a lugares peligrosos, y peor si andan solos. Si no hay locomoción, intenten que alguien vaya por ustedes... hagan lo que sea necesario para que nunca, pero nunca jamás, pasen por lo que viví yo: que alguien te apunte con una pistola, escuchando el "Mátalo, mátalo". Eso no se lo doy a nadie.

¡Hasta un siguiente artículo!

_____
Procedencia de la primera imagen:

Publicar un comentario

0 Comentarios