domingo, 10 de agosto de 2014

198. Blanco, blanco, blanco

Una caja de OMO


Uf... imagínense ya... muchísimo sin escribir ningún mísero artículo en mi blog. Tiempo en realidad poco me queda. Mi trabajo seglar y mis actividades de índole espiritual (como buen cristiano que soy) me dejan muy poco tiempo para mis hobbies. Sin embargo, no pretendo dejar este lugar en el más absoluto abandono. De hecho, hoy quiero contarles una pequeña historia que me contaron, y que sucedió hace aproximadamente veinte años, cuando tenía sólo 4 años. Es una historia muy curiosa, y espero que les guste.

Como les conté ya, hace unos veinte años una vecina nuestra (que actualmente ya no vive aquí en mi barrio) andaba comprando el pedido del mes en un supermercado que quedaba cerca del centro de Concepción, llamado Multimarket, y que hoy ya no existe. En eso andaba cuando, de pronto, y de manera sorpresiva, aparece el famoso "Inspector Incógnito", esos caballeros que esperan que alguien compre sus productos y, al sorprenderlos, les dan premios. La cosa es que ella andaba comprando detergente OMO (como el de la imagen), y el inspector la pilló.

Le indicó que ganó un premio, pero que antes de canjerarlo, debía responder una sencilla pregunta:"¿Cómo lava OMO?", y ella debía responder: "Blanco, blanco, blanco". Luego de eso, podía obtener el premio.

Mi vecina - quien tengo lindos recuerdos de ella - accedió y, luego de formularle la pregunta y responder con el ya mítico "Blanco, blanco, blanco" (todo esto grabado para una radio local), el inspector incógnico le indicó que debía pasar a la radio (ubicada en pleno centro, frente a la Plaza) a buscar total y absolutamente gratis, DOS CAJAS llenitas de OMO. Ella, muy contenta, quedó en ir a buscarlas.

Nos contaba que, cuando había llegado a casa contando lo sucedido en el supermercado, todos estaban muy contentos, puesto que tendría detergente para lavar ropa durante meses. Habían decidido que ella, junto a su hijo mayor, irían a buscarlas al centro, mientras la hija de al medio y el cabrito chico iban a esperarlos en el paradero de microbuses para ayudar a trasladar las cajas.

Un paradero

Bueno bueno... la historia sigue. Mi vecina nos contaba que fueron a buscar las lindas cajas de OMO, y cuando volvieron, no llegaron con ninguna de las dos cajas a la vista. Los hijos menores que estaban esperando en el paradero pensaron que había una equivocación, pero cuando ella les mostró el premio, fue... deprimente, por decir algo. Efectivamente eran dos cajas llenas de OMO: pero eran dos cajas DE DOSCIENTOS GRAMOS (200 gr) cada una. Total: 400 espectaculares y geniales gramos de OMO para ellos solitos.

Al final, no les duró tanto el OMO: tan sólo unas cuantas lavadas y san se acabó. Pero bueno, ¿qué mas podían pedir si era GRATIS? Al fin y al cabo, uno casi nunca gana premios y es más fácil encontrar una aguja en un pajar que ser sorprendido por el bendito inspector incógnito. Así que mi vecina debió de sentirse feliz por su premio, aunque fuera pequeño.

Esa es la curiosa historia del día de hoy: espero que les haya gustado y, por favor, compartan mi blog si les ha gustado. Y no se olviden: OMO lava blanco, blanco, blanco. ¡Hasta la próxima!
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martes, 18 de febrero de 2014

197. Me he mudado


ACTUALIZACIÓN 30 DE AGOSTO DE 2014: No hay mudanza. Nos hemos quedado en blogger, para seguir con nuestras aventuras :D


Queridos amigos: les cuento que nos hemos mudado a una nueva casa. Desde noviembre de 2007 blogger ha sido el hogar de mis escritos y aventuras. Antes lo fue páginawebgratis.com y googlepages. Pero, como debes saber, mi idea original era crear un sitio web, no un blog. Es por eso que me gustaría que pudieras visitar mi nuevo sitio web, que también posee un blog.

Se sigue llamando Donde Panchito, y continuaré publicando mis escritos allí, por lo que este blog lentamente caerá en el olvido. ¡Gracias por visitarme y te espero en mi nuevo hogar!

HAZ CLIC AQUÍ PARA QUE NOS MUDEMOS AL NUEVO DONDE PANCHITO

martes, 24 de diciembre de 2013

196. No hay peor ciego que el que no quiere ver

Esta noche todo el mundo (o casi todo el mundo) celebra Navidad, donde todos se desean paz y amor y donde, supuestamente, todo es felicidad y amor. Pero, seamos francos, ¿de qué paz y felicidad y amor me están hablando? En este artículo, verás una pequeña mirada realista (Ojo, REALISTA) del mundo en que vivimos

Nota: Antes de comenzar mi artículo, que quizás sea ya el último del año, quiero ser bien claro en explicarles que me considero una persona optimista, y que siempre anda sonriendo por la vida, intentando ver el lado positivo de todo. Sin embargo, aunque soy optimista, no soy idiota, y también debo ver todo de forma realista, sin taparme la vista y quedarme ciego frente al mundo en que vivo. ¿Por qué aclaro esto? Bueno pues... ahora comienza mi artículo.

Todos los días acostumbro a leer el diario. Me gusta mantenerme informado y saber lo que sucede donde vivo, y también en otras partes de Chile y el mundo. Así estoy actualizado. Casi siempre me informo por medio de internet y sus páginas de noticias, ya que en mi casa no se acostumbra mucho a comprar el diario, salvo los fines de semana cuando van a comprar al supermercado y aprovechan de traer uno. Pero últimamente ya no tengo muchas ganas de informarme. ¿Por que?

Hagamos un breve experimento: pon en una balanza imaginaria (usa tu imaginación, claro está, porque si no la usas no podrás imaginarte nada XD), en un lado las noticias buenas que salen en el diario o en la tele, y en el otro las noticias malas. ¿Hacia dónde se inclina la balanza? No hay duda: aunque intentes decir que las noticias buenas abundan, lo cierto es que inevitablemente la balanza se inclinará hacia las noticias malas. No lo niegues, la realidad es esa.

Luego de este sencillo experimento, podemos concluir que el ser humano se está acostumbrando a ver cosas malas. Es cierto que cada cierto tiempo ver la noticia de un asesinato cruel y despiadado, o la violación de una pequeña niña, nos deja atónitos. Pero pareciera ser que ya no lo vemos como tan raro... como si fuera NORMAL que pasaran esas cosas... o por lo menos ya nos acostumbramos a que las cosas sean así. Pero, por favor, ¿de verdad deberíamos vivir en un mundo donde las noticias buenas, por lo general, son cuando algún deportista chileno gana algo, o porque Chile clasifica a un mundial de futbol? Porque pareciera ser que la gente vive a costa de ese tipo de noticias "buenas" que, por lo menos a mí, me importan un cuerno.

Me considero optimista y alegre, pero a la vez realista y objetivo.
No faltará quien diga que yo, Panchito, soy un pesimista y amargado que ve todo negativamente. He ahi la razón del principio de este artículo. Yo no me considero así. Soy optimista, pero a la vez realista. Optimista porque, como buen Cristiano que soy, sé que algún día (muy pronto, por cierto) toda la maldad se acabará de una buena vez; y realista porque no puedo hacerme el bobo frente al mundo en que vivo. Como botón de muestra, les comentaré brevemente dos noticias que encontré leyendo en internet, y luego atrévete a decirme que todo va viento en popa.

Caso uno: El horrible caso del niño sin ojos
Tomado de dailymail
Esta espantosa noticia la leí hace unos meses y ocurrió en China. Un niño de sólo seis años desapareció durante un período de 4 horas. Cuando lo encontraron sus papás, se encontraron con el niño en un campo vacío, rodeado de sangre... ¡Y sin sus ojos!

La policía sospecha del tráfico de órganos. Lo raptaron y, luego de drogarlo, le extirparon las córneas. ¿Podríamos decir que eso es NORMAL? ¿Podemos seguir pensando en que vivimos en un mundo tranquilo, y que ahora sabemos de estas cosas tan sólo porque las comunicaciones de ahora permiten saber todo al instante? ¡Vaya ridiculez de argumento, ¿eh?!

Te dejo la noticia aquí para que la leas:

Caso dos: Muerto por defender lo suyo
Este lo acabo de leer, y fue el impulso para escribir este pequeño artículo. ¿No se supone que en estas fechas debería reinar el amor y la paz? ¡Bah! Eso no lo pensaron los delincuentes que se robaron un taxi. El dueño los enfrentó para impedir que se lo llevaran. Y uno de los tipos tomó una pistola y le disparó un certero tiro en la cabeza. Murió en el acto.

¿Aun crees en la DULCE NAVIDAD? Vamos, amigo/a, dejémonos de cosas y seamos realistas y francos. El mundo esta horriblemente mal. Y de eso varias veces he hablado en mi blog. Cosas como estas sólo me hacen pensar que los seres humanos somos unos fracasados para autogobernarnos... las pruebas saltan a la vista. ¡Déjame adivinar! Si la policía logra dar con los asesinos de este taxista, los atraparán, pasarán a control de detención y quedarán libres.

Insisto, ¿aun crees que todo está bien? Te dejo la noticia para que la leas también, y no pienses que estoy inventando (lo digo por si las moscas):

Pensemos con la cabeza
A pesar de los avances en la ciencia y en otros campos, los principales problemas de la
humanidad, como las guerras, siguen y no tienen para cuándo parar. En la foto, un Mayor estadounidense carga en sus brazos a una niña iraquí, ya muerta, luego de un ataque. Tomado de Link.
Amigo mío, amiga mía, que lees este artículo. Recuerda que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Las pruebas están a la vista. Sólo te mostré dos noticias malas de las muchas que existen en el mundo. Quizás me digas que hay noticias buenas, como la reducción del desempleo, nuevos tratamientos para combatir enfermedades, adelantos en la ciencia y en la tecnología, entre otras cosas. Pero, dime: ¿ha logrado el ser humano acabar con los principales problemas que existen? Por mucho esfuerzo que pongan, la pobreza, la delincuencia, la drogadicción, los asesinatos, las violaciones, las guerras, el hambre, las enfermedades y la muerte no se acabarán... hasta que Dios diga basta.

Sólo quiero que pienses bien: que las cosas andarán de mal en peor, y que la única esperanza para que nuestros problemas se vean solucionados no viene de parte del hombre. Si quieres saber más, haz clic aquí para leer otros artículos míos que hablan de este tema.

Dentro de muy poco, todos los seres humanos podremos disfrutar de muchos días de paz y felicidad.

¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Estoy exagerando, o soy realista en lo que digo? Espero sus comentarios. ¡Hasta pronto! :)

domingo, 1 de diciembre de 2013

195. Caída de carnet

Y después de casi 2 años, volvió la sección "Inserte título aquí". La idea es que, quienes lo leen, inventen un título a este artículo, que describa lo mejor posible el tema que toco. ¿De qué hablaré hoy?


Me acabo de dar cuenta que se me ha caído el carnet... 


...y estoy envejeciendo...


*: la foto fue sacada hace casi 14 años, en febrero de 2000, cuando sólo tenía 9 años :D

miércoles, 20 de noviembre de 2013

194. Experiencias de un simple cajero 6

¿Trabajar en un supermercado? No es fácil como muchos creen
Y volvemos la carga con un nuevo artículo. Durante estos días he estado pensando mucho en lo que podría escribir... y pues que encontré en mis recuerdos más experiencias como cajero. Aunque ya hace un tiempo dejé de hacerlo, puesto que volví a ser Supervisor de Cajas. Y en esta oportunidad me siento más relajado que el año pasado, así que pienso que no volveré a ser cajero nunca más... al menos por un bueeeen tiempo.

Lo cierto es que, siendo Supervisor o no, la sección no puede cambiar de nombre, por lo que seguiré contándoles experiencias laborales en Experiencias de un simple cajero, en un sexta entrega. Que lo disfrutes.

La caja no es para jugar
Uf uf y más uf...
Recuerdo perfectamente lo que me pasó en esa ocasión, puesto que el cliente en cuestión me trató como las reverendas. Estoicamente lo aguante, y eso que me gritoneó en frente de todo el mundo por algo que ni siquiera hice. Por favor, déjenme contarles.

Estaba tranquilamente atendiendo en mi caja (caja preferencial) cuando una supervisora me pide que abandone mi caja para ayudar a una compañera que tenía un problema con un cheque. Al volver, había un chico de unos 7 u 8 años sentado en mi caja, jugando con el teclado y la pistola. Me acerco y de manera muy atenta le digo: "Joven, ¿podría salir de ahí? La caja no es para jugar". El chico me quedó mirando y, luego de decirme "Bueno", salió de la caja sin mayores problemas. Me senté y, antes de abrir mi caja nuevamente, el papá del joven llegó hecho un volcán en erupción que destruye una ciudad arrasando con todo lo que encuentra a su paso qué excelente comparación por Dios... me gusta leerme a mí mismo XD. Comenzó a gritar como loco, llamando la atención de todo el público presente, diciendo que había insultado a su hijo, que lo había poco menos que golpeado y empujado de la caja, y tantas otras cosas que no recuerdo muy bien, pero que iban mezclado con un jugoso y exquisito repertorio de groserías.

Luego de tragarme todos sus improperios, me preguntó por mi nombre para poner un reclamo. Indicándole con mi mano, ya molesto por el trato, le mostré mi solapa y le dije: "Ahí está mi nombre. ¿O no sabe leer acaso?". De ahí fue donde a un jefe de sala para exigir que me retaran en público, a lo cual el jefe no accedió. Terminó escribiendo una hoja completa con su fantástica historia, cual escritor de fábulas, en el libro de reclamos, pensando que concursaba en algún Concurso de Cuentos Infantiles Fantansiosos.

Yo, molesto, le pedí al jefe de sala que si me daba permiso para responder el reclamo en la hoja siguiente, cosa que me dejaron hacer. Luego de unos días, el administrador leyó el reclamo y, sencillamente, no le creyó, porque sabe que yo no soy de esa clase de personas.

Desde ese día nunca más le digo a un mocosillo que dejen de jugar en las cajas. Cuando se les caiga la pantalla encima, ahí aprenderán los papás a ser más cuidadosos con sus hijos.

Para que refresque la vida
Así da gusto :D
Si hay algo que debo reconocer y que detestaba cuando era cajero, era pasar carros llenos a tope. Es muy cansador y agotador. Sin embargo, hay ocasiones en que sencillos gestos por parte de los clientes hacen que tu trabajo sea más grato. Eso me sucedió con un caballero, dueño de un negocio, que compró 3 carros llenos de mercadería para abastecer su negocio. Yo, muy contento (entiéndase como una ironía), comencé a pasar los productos.

Con el correr de los minutos, el ver lo amable y amigable que era el caballero, lo amurrado que estaba se transformó en una sonrisa de oreja a oreja. El caballero era bueno para tirar la talla, y lo estábamos pasando super bien (junto a mi empaque) a tal punto que, cuando terminé el pedido, me dio pena. Se me pasó el tiempo volando.

Al darle el vuelto, abrió una bolsa de bebidas de 500cc y me dio una a mi, y otra a mi empaque, diciendo: "Para que refresquen la vida". Y se fue. Con mi empaque nos fuimos felices, puesto que fue el último cliente antes de cerrar la caja para terminar el turno.

En estas dos experiencias podemos ver casos totalmente opuestos. Y es lo que se vive en cualquier trabajo en que involucra dar un servicio a otra persona, o que tiene que ver con atender público. Es comprensible que uno pueda terminar estresado al tratar con personas que piensan que porque están comprando pueden tratar a los demás a su antojo.

Me quedaron dos experiencias más en el tintero (expresión ambigua... ya ni escribo con tinta). Se las relataré en una séptima entrega de Experiencias de un simple cajero. ¡Hasta entonces! :)
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