jueves, 30 de noviembre de 2017

263. ¡Bienvenidos a mi nuevo proyecto!

Queridos lectores de mi blog. En una nueva entrega de la sección que casi termina en el más absoluto olvido, Ventana al Cyberespacio, quiero invitarlos a un lugar muy especial. Déjenme contarles brevemente.

Los Escritos de Panchito


Una de las primeras cosas que pueden saber de mi quienes llegan a mi blog es que me apasiona escribir. De hecho, este blog, y sus 11 años escribiendo, es una clara prueba de lo mucho que me gusta. Pero desde hace unos años, tengo un hobbie que es el escribir novelas. Claro está, no son de una calidad sublime como los grandes escritores mundiales, pero le pongo el empeño en hacerlo.

Gracias a esto surgieron varios bosquejos que tengo en mi pc. Además, durante mi enseñanza media (secundaria), participé en algunos concursos literarios en donde no gané en ninguna ocasión, si me sirvieron para adquirir experiencia.

Una prueba de ellos es la mini-novela titulada "Te Quiero, Mariela", y que está en este blog, en el artículo número 39. Y desde ese entonces he tenido muchas ganas de poder subir mis creaciones aquí para que puedan disfrutarlas (si es que les gustan, claro está). Finalmente, me decidí por crear un blog nuevo, y he aquí la razón de la existencia de este artículo. Quiero invitarlos a que visiten mi nuevo blog, cuyo título es: "Los Escritos de Panchito".

¿Qué encontrarán allí? Pues todos mis escritos que he hecho, ya sean novelas, cuentos, mini-novelas o comics. Sí, como leíste, cómics. Si me sigues desde que inicié Donde Panchito, sabrás que también dibujaba cuando estaba en la escuela. Eso lo indiqué en el artículo número 6, hace ya muchísimo tiempo. Lo cierto es que "Los Escritos de Panchito" (EP) lo abrí hace un par de semanas, así que por ahora sólo encontrarás el primer capítulo de la versión revisada de "Te Quiero, Mariela". Pero pronto seguiré subiendo más de mis bosquejos. ¡Échale una miradita! Puedes suscribirte con tu correo y así te llegarán los nuevos capítulos.


Gracias por el apoyo que muestran con mi blog Donde Panchito y espero verlos en mi nueva aventura: Los Escritos de Panchito. Saludos para todos ustedes.

domingo, 5 de noviembre de 2017

262. Experiencias de un simple cajero 10



Y ha llegado la hora de presentarles una nueva edición de la ya clásica sección de mi blog. Hablamos de Experiencias de un simple cajero, en su ya décima edición desde su estreno en 2011. Les contaré brevemente dos historias que me pasaron últimamente y que me llamaron la atención. Espero que les guste:

La chica del pijama

Como ya deben saber (si no lo saben, ahora lo sabrán), donde trabajo ahora debo realizar turnos de noche, lo cual no me agrada en absoluto (pronto les hablaré más de eso en un artículo exclusivo sobre ese tema). Pero cuando hay que mantener una familia, pues no hay que ponerse regodión o exquisito a la hora de buscar empleo. La cosa es que, en uno de esos turnos de noche, a eso de las 4.30 de la madrugada, llega una chica al local... vestida de pijama.

Un pijama rosa, con un estampado de un oso, muy tierno por cierto. No sé cómo no tenía frío, considerando que era invierno, y de noche la temperatura baja mucho. Aparte, hay que tener personalidad para andar así en un negocio, donde había gente comprando y comiendo. Me pidió una cajetilla de cigarros, pagó y se fue, arrastrando sus pantuflas en el piso.

Los plátanos de oro

Entre la gran variedad de productos que ofrece el local donde trabajo, están las frutas: plátanos, naranjas, manzanas y peras. Son ricas: debo reconocerlo, especialmente las peras. El único problema es el precio, y de eso trata esta experiencia.

Un día, mientras estaba atendiendo mi caja por la mañana, entra un señor junto a su hijo. Compran varias cosas hasta que se fijan en las frutas que hay en el mostrador. Me pregunta: "Joven, ¿los plátanos valen 450 pesos el kilo?", a lo que le respondo: "No, el valor es por unidad".

Sí, créelo: un plátano vale 450 pesos. En la feria que se hace cerca de la casa de mis padres por esa misma cantidad de dinero te llevas un kilo de plátanos. Pero donde trabajo se venden por unidad. Tanto los plátanos, como las peras, las manzanas y las naranjas, valen increíbles 450 pesos cada una.

El caballero me dijo: "¿Como? ¿Que son de oro acaso? Están demasiado caras, ¿cómo puede ser eso posible?". Yo le respondí: "Hay muchas variables caballero. Una de esas es el hecho de que el negocio puede poner el valor que quiera para lo que vende porque vivimos con esa libertad dentro de nuestra economía. Ahora, si no quiere llevar un plátano, puede comprar un kilo con ese mismo dinero en una feria". "Pero acá en la carretera no hay ferias poh", me respondió. Y yo concluyo: "Pues la empresa sabe eso, y por eso fija esos precios, porque quien quiera una fruta, pagará el precio que sea con tal de comer una, en vez de buscar una feria para comprar el kilo".

Lógica pura.

Finalmente el caballero no compró la fruta y se llevó sólo los productos que había seleccionado antes. A todo esto, el otro día andaba con mi esposa comprando en el Líder, y había una promoción de dos jugos andina boca ancha a $890. Y donde trabajo está el mismo jugo andina, sólo uno, a $850. A ese nivel pos. Y lo increíble: la gente igual compra donde trabajo.

Bueno, eso quería contarles por ahora. Tengo más experiencias que les relataré en ediciones posteriores. Se vienen nuevos artículos así que atentos amigos míos. ¡Saludos y que tengan una excelente semana! :)

lunes, 30 de octubre de 2017

261. Artículo eliminado

Actualización 02/05/2021: como parte del proceso de reajuste de artículos, este artículo ha sido eliminado. Se conservará la entrada sólo para que se mantenga la numeración.

sábado, 21 de octubre de 2017

260. Series de televisión 13: Cachureos

Para las antenas, porque Cachureos... ¡Ya llega!

De hace mucho tiempo que tenía botado esta sección: Series de televisión. Y hoy he vuelto a escribir para volver muy atrás en el tiempo, a los tiempos en que yo era un niño, y daban muy buenos programas de televisión para los niños, con entretención sana e incluso eran educativos.

¡El grito, el grito, el grito!

En los años 90 (época en la que fui un niño) daban un programa llamado Cachureos, cuyo animador era el cantante chileno Marcelo. Era un programa de canciones y concursos, donde interactuaba el animador con unos personajes que hacían el programa más entretenido. Estos personajes eran animales (véase la imagen del principio). Claramente, eran personas disfrazadas no se por qué diablos dije eso, ¿quién va a razonar que son animales de verdad?, entre ellas un gato, un león, un cerdo, un zancudo, una mosca, un oso, un pollo y un conejo, entre otros. También había un personaje que no hablaba: el señor lápiz, quien sólo silbaba, y otro personaje, una bacteria, llamado Epidemia. También tenían unas modelos: las chicas ye yé.

Las canciones eran muy pegadizas. Algunas eran sólo bailables o canciones para pasarlo bien, pero otras contenían lecciones para los niños. Casi siempre Marcelo animaba al público con su ya famoso El grito, el grito, el grito, a lo cual el publico... bueno... ya saben... Gritaba :P

Los concursos eran muy entretenidos, y los premios eran acorde al tiempo en que se produjo el programa: cassettes de audio con las canciones de Cachureos, radios, televisores, y uno que otro computador. ¡Ah! Y sin olvidar los personal stereo

Este programa me marcó en mi infancia y, aunque ahora ya no están en televisión, aun siguen presentándose en vivo. Claro está, Marcelo ya no tiene la misma voz, por lo que dobla, pero siguen siendo geniales. Les dejaré algunos vídeos para que puedan escuchar sus canciones.

¿Y tú? ¿Tienes algún programa de televisión que haya marcado tu infancia? Hablemos en los comentarios. ¡Saludos para ustedes amigos!


Opening (Introducción) al programa en 1998 (tenía 8 años)


El Crimen en Casa de Lord James, uno de mis temas favoritos (1995)


Tarjetita de invitación, del año 1995
Busca más canciones en youtube. Hay muchísimas :D

martes, 10 de octubre de 2017

259. El síndrome del amén crónico

¡Ahhh...! Las redes sociales... ¿Qué haríamos sin ellas? Hasta hace unos años, comunicarse con personas que estaban lejos se limitaba a una llamada telefónica, una carta o un mensaje de texto a través de un ladrillo (los de la vieja escuela entenderán a qué me refiero). Lo cierto es que la tecnología ha avanzado a pasos agigantados a lo largo de los últimos años, y ahora whatsapeamos con nuestros contactos, para saber de ellos o simplemente tener un buen tema de conversación.Aquí va la descripción personalizada de la entrada que queremos mostrar y que sólo se verá en la portada del blog. Puedes repetir un fragmento de la entrada o agregar una descripción completamente nueva; ésta sólo será visible cuando la entrada esté resumida, una vez que el lector ingrese a la entrada esta descripción no se visualizará.

Lamentablemente, junto con las redes sociales se han masificado ciertas conductas que antes no existían. Bueno... las estafas, los robos de identidad y las juntas con personas desconocidas (o "conocidas" a través de las redes sociales) se han multiplicado fuertemente. Estas cosas ya existían antes de la irrupción de Facebook, Twitter o Google+. Y en cierto sentido, estas redes sociales tienen sus cosas positivas. Es mucho más fácil comunicarse con nuestros seres queridos que están lejos por abc motivos. Muchos negocios han crecido gracias al buen uso de estas herramientas. ¡Hasta mi blog tiene su propio Facebook donde ya somos 220 fans! Pero hay una conducta que quiero compartir con ustedes, y que es un poco... preocupante. Le puse el Síndrome del Amén Crónico. Veamos de qué se trata.

ADVERTENCIA
Es muy probable que, en este artículo, te sientas identificado con lo que escribo. Si concluyes que posees este síndrome, no te molestes conmigo. Al fin y al cabo, es meramente una apreciación personal, y muy en el fondo de tu corazón... me hallarás la razón.

¿Qué es esto del SAC?


El Síndrome del Amén Crónico (SAC por sus siglas) es una expresión que inventé yo (o quizás alguien más ya lo dice así, pero no me consta) para definir a las personas que suben a las redes sociales fotos de niños desnutridos, con malformaciones, o cualquier otra cosa, sólo para pedir un "Amén" como comentario. Por lo general, incluyen una frase que dice algo así como: "No bajes sin poner Amén", o "Comenta Amén para que este niño se salve". Tiene una variante que es: "Da like para que este niño no se muera de hambre", o cosas por el estilo.

Tiene una segunda acepción, relacionada con la primera. El SAC incluye también a quienes, increíblemente, hacen caso de los personajes aludidos en la primera definición y comentan "Amén" en las fotos. Dicho sea de paso, muchas de las fotos donde se pide que hagan esto alimentan el morbo y son perturbadoras. Le puse crónico, porque pareciera ser que conforme pasa el tiempo, se ven a las mismas personas pidiendo "Amenes" en las fotos que suben, y personas comentando "Amén" en dichas fotos. 

¿Por qué lo hacen?


Es una buena pregunta. Y tiene su respuesta, diferente para cada caso, claro está.

En el caso de quienes suben las fotos pidiendo el ya manoseado comentario "Amén" lo hacen básicamente para obtener muchos "Me gusta" y comentarios. Eso sucede especialmente en las páginas de Facebook para obtener más seguidores. ¿Tiene esto sentido? Bajo mi perspectiva, NO. Pero las personas lo hacen por el afán de obtener más fans. Subir fotos de niños desnutridos o enfermos raya en lo inmoral y anti ético. Por eso muchos alegan sobre eso y exigen que las fotos sean bloqueadas o borradas de las redes sociales. Alimentar el morbo NO ES GRACIOSO.

¿Y qué hay de quienes comentan "Amén"? ¿A qué se debe que lo hagan? Puede ser por un sentido de compasión y ayuda. ¿Cómo es esto? Es como cuando ocurre una desgracia, digamos un terremoto, en un lugar distante a donde vivimos. Como estamos tan lejos, no podemos ayudar físicamente o con nuestras propias manos. Pero mandamos "mucha fuerza" a través de las redes sociales, con un comentario, por ejemplo. Eso nos hace sentir bien, porque sentimos que hicimos algo, pero en realidad en la práctica no hicimos casi nada. Simplemente intentar levantar el ánimo y la moral a quienes pasan una desgracia a miles de kilómetros de distancia, y que seguramente nunca leerán nuestro comentario, por muy triste que parezca.

Ojo: se agradece ese tipo de comentarios. Pero no es más que eso: un simple comentario. Pues bien, hagamos la relación entre este ejemplo, y el ya famosísimo "Amén" del que tanto he mencionado es este dichoso artículo. Ese "Amén" es una forma de dar un apoyo moral a quien sufre una desgracia, representada en la foto que suben. Es como si pensáramos que ese "Amén" le llegará al afectado y lo ayudará a seguir adelante. Una forma de sentirse bien porque lo ayudamos, aunque sea con, literalmente, UNA palabra de aliento.


¿Sirve de algo?

Muchos seguramente comentaron "Amén" y luego se dieron cuenta
de que tenía un trozo de jamón en la cara e hicieron el soberano ridículo.
Esta pregunta, la última de este artículo, tiene una respuesta muy clara. NO. No sirve de nada. Veamos por qué.

¿De verdad podríamos esperar que escribiendo Amén en una foto la niña con cáncer se va a curar? ¿Es realmente necesario demostrarle a los demás que amas a tu mamá o que eres creyente en Dios con darle like, comentar amén y compartiendo una imagen? ¿Hasta qué nivel debemos llegar los seres humanos con tal de ser aceptados, o quizás tomados en cuenta, por nuestros pares? Desde mi perspectiva, es una total pérdida de tiempo hacer eso. Nadie se va a curar de una enfermedad, por muchos likes que tenga su foto o por muchos amén que le escriban. Eso es irrisorio, absurdo, hasta ridículo. Desde cualquier perspectiva, no tiene ningún sentido.

Las redes sociales, usadas de buena manera, pueden hacernos pasar buenos ratos, e incluso hasta hacernos ganar algo de dinero. Pero también nos pueden robar el tiempo, o hacernos pasar el ridículo, actuando de ciertas maneras. Ciertamente, escribir "Amén" en una foto es una pérdida de tiempo y una forma de quedar mal y como un ignorante frente a los demás. No te transformes en un enfermo del Síndrome del amén crónico. Demuestra que eres una persona madura: si quieres demostrar generosidad o empatía, hay muchas formas de hacerlo, que claramente van mucho, muchísimo más allá, de comentar una simple foto con una palabra... Amén. 

¿Y tú? ¿Has visto ese comportamiento en las redes sociales? ¿Lo has hecho alguna vez? Conversemos en los comentarios. ¡Saludos amigos y gracias por leerme!