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sábado, 25 de febrero de 2017

234. Manual para aprender a botar basura


Vivimos en un mundo cada vez más descuidado con el entorno que nos rodea. No hace falta salir muy lejos para ver cómo hay basura desparramada por las calles, los pasajes, las plazas y en sinfín de lugares, incluso en donde existen basureros como para botar los desperdicios. Es una sociedad tan cochina y sucia, que incluso algunas veces me da rabia y asco ver cómo la gente contamina como si fuera la cosa más normal.Aquí va la descripción personalizada de la entrada que queremos mostrar y que sólo se verá en la portada del blog. Puedes repetir un fragmento de la entrada o agregar una descripción completamente nueva; ésta sólo será visible cuando la entrada esté resumida, una vez que el lector ingrese a la entrada esta descripción no se visualizará.

jueves, 16 de febrero de 2017

233. "¡Fuego!", parte 2

Quemar bosques es una aberración (Foto tomada de nuevatribuna.es)

Actualización 02.12.2022: Este relato ocurrió durante mi primer matrimonio. Por respeto a mi exesposa, he decidido borrar su nombre de este artículo.

Para leer este artículo, te recomiendo que leas la Parte 1.

Hasta el día 24 de enero pasado, mi vida iba relativamente normal. Justo ese día, en la tarde, comencé a escribir el artículo "Pirómanos a la vista", que hacía alusión a los incendios forestales que llevaban ya unos días ocurriendo acá en Chile. Pero lo que no sabía es que, al día siguiente, viviría en carne propia y de manera muy directa, cómo un incendio forestal puede cambiar la vida de la gente para siempre. Ponte cómodo: aquí va la segunda parte y final del especial "¡Fuego!".

"Vamos a buscar a mis papás"

Al día siguiente, miércoles 25 de enero, tenía libre en el trabajo. Ordené la casa e hice mis quehaceres. Mi esposa trabajó ese día. La fui a buscar a la hora de colación y almorzamos juntos en casa. La fui a dejar al trabajo para el turno de tarde a eso de las 3 de la tarde. Al horizonte ya veía algo de humo, pero lo consideré como un incendio sin importancia.

Inicio de los incendios ese día

Cuando la fui a dejar, cambié de planes. En vez de volver a casa, decidí ir a ver a mis padres. A la salida de Penco ya podía notar más humo. A medida que iba viajando a casa de mi padres, observaba que había otro foco de incendio que estaba creciendo mucho. Recién ahí comencé a preocuparme. Sin embargo, nunca pensé que la cosa iba a crecer tanto. Deducía que los bomberos serían capaces de apagarlo antes de que pasara a mayores.

Llegué a donde mis papás y desde allá (a unos 18 km de donde vivo) el humo se veía tenebroso. Estaba preocupado, así que salude a mis papás y luego pase a ver a mi abuela y a mis tíos y sus hijos. De broma le dije a Sebastián, uno de mis primos, que debía volver porque no sabía si el fuego llegaría a mi casa. Pero, curiosamente, durante los días siguientes, sí estuve preocupado por ello.

Vuelvo a Penco, paso por la interportuaria, donde el humo ya era demasiado. En el peaje, increíblemente, seguían cobrando, a pesar de tener encima una nube de humo horrible y estaba lloviendo algo de ceniza. Pagué (el peaje más encima subió $50) y llegué a casa. Vivo en un cerro, y desde ahí tengo una vista panorámica de toda la ciudad. Al fondo, veo que hay harto humo en la población Montahue, donde vivía antes mi esposa y viven actualmente mis suegros. Se lo comenté a mi esposa vía whatsapp (como saben, estaba en el trabajo) y quedó preocupada.

Al rato me dice: "Ven a buscarme al trabajo. Vamos a ir a buscar a mis papás". Raudamente tomé el auto y fui a buscarla. Y aquí, amigas y amigos, comienza lo que puedo llamar la parte más peligrosa y caótica que viví en los incendios.

"¡Deben bajar, ¡¡YA!!!"

Desde mi casa ya podía ver que el incendio avanzaba a Penco

Apenas se subió mi esposa al auto aceleré para ir a la población donde se veía mucho humo. Yo quería pensar de que el humo que veía era de más lejos. Pero al llegar a la entrada de la población (que es una calle en subida), estaba atestado de vehículos y carabineros no dejaban subir. Mi esposa se bajó del auto y subió a pie a la población. Intentando avanzar, quedé en medio del cruce, y un carabinero me grita: "¡Flaco, muévete!". A duras penas lo hice y pude estacionarme.

Entre paréntesis: agradezco al carabinero por lo de "Flaco". Lo tomé como un cumplido ^^

Volvamos a la historia. Luego de estacionar, subí también a pie hasta llegar a la casa de mis suegros. Había mucho humo y costaba respirar. Mi esposa estaba en casa, mis suegros aun no llegaban. Mi suegra estaba en un taco en la carretera por los incendios, y mi suegro venía camino a casa después del trabajo. Así que intenté por todos los medios convencer a mi esposa de que debíamos bajar, considerando que no sabíamos si llegaría el fuego a las casas.

A esa misma hora, al final arriba de la población, las llamas estaban llegando a las primeras casas. Los vecinos y los bomberos hacían lo imposible para poder apagar el fuego sin que se quemara alguna vivienda. Más abajo, nosotros esperamos a que llegaran mis suegros. La que llegó primero fue mi suegra. Le dijimos que bajara con nosotros, pero al no querer, e insistir en que esperaría a mi suegro, mi esposa y yo comenzamos a bajar, con la promesa de que, apenas llegara mi suegro, bajarían en auto y se irían con nosotros a mi casa. Al fin y al cabo, y siendo bien frio, si el fuego llegara a la población, la casa se quemaría igual, estando ellos o no adentro. Claro, quizás hayan podido hacer algo como para que no se quemara, pero prefería que no se arriesgaran por cosas materiales: la vida vale más que cualquier otra cosa.

El fuego en la carretera

Bajábamos con mi esposa hacia donde dejé el auto (como referencia, lo dejé en el calendario que está a la entrada de Penco). En eso, la gente comienza a correr calle abajo. Miro a mi derecha y con mi esposa nos comenzamos a desesperar. El fuego venía quemando el bosque que había ahí. No había tiempo que perder: debíamos bajar rápidamente. El humo estaba sofocante.

"Amor, llama a tu mamá y dile que baje. El fuego está más cerca" le grité a mi esposa, quien no pudo comunicarse con ella. La llamé muchas veces insistiendo, e incluso suplicándole, que bajaran. Estaba muy preocupado. "¡Deben bajar, ¡¡YA!!!", le gritaba por el teléfono. En eso, alguien grita: "Muévanse, el fuego viene ahí". Y, en efecto, el fuego estaba acercándose a los autos. Así que tuvimos que irnos al otro lado de la carretera. Mi esposa lloraba. Estaba desconsolada y yo intentaba tranquilizarla. Finalmente, ella decidió subir a buscarlos a pie, y yo los esperaría mientras bajaran, ya que mi esposa insistió en que no subiera con ella. Debía estar atento por si debía mover el auto rápidamente.

En eso, comienzo a sentir un calor horrible (más de lo que ya había sentido ese día). Miro hacia atrás y el fuego había llegado al borde de la carretera. Debía huir nuevamente. La foto que pondré a continuación muestra algo de lo que vi ese día. Comprenderán que por razones obvias no saqué muchas fotos debido a lo delicado que estábamos viviendo.

Mi casa rodeada por los incendios

Finalmente, mi suegra bajó con mi esposa y llegamos a Casa. El incendio no llegó donde mis suegros, y eso es bueno. Sin embargo, durante varios días tuvimos que convivir con el fuego, el humo y el calor extremo. En Conce llegamos a 38 grados aprox., algo totalmente alocado e inusual. En Bulnes, cerca de Conce, llegaron a 45 grados. ¡45! Esa noche no dormí porque al fondo veía el fuego que podía acercarse a casa. Al día siguiente con un sueño extremo fui a trabajar. Los militares estaban custodiando los servicentros y los supermercados, por si habían intentos de saqueo.

Todo ha pasado por ahora

Terminando este pequeño especial (que iban a ser de 4 partes, pero lo dejé en 2 para poder continuar con mis otros artículos) puedo decir que lo que viví a finales del mes pasado no se lo doy a nadie. La sufrimos toda, y estoy consciente de que hubo gente que la pasó peor. Pueblos destruidos, personas fallecidas, bosques quemados... fue una tremenda tragedia. La cosa acá se ha calmado. Llevamos nuestras vidas normales, esperando que nunca, pero nunca más, suceda algo siquiera parecido a lo que vivimos semanas atrás.

Aprovecho de saludar a todos quienes se preocuparon por mi, ya sea llamándome, wasapeando o escribiéndome en la página de Facebook. Estamos bien acá en Penco. Lo peor ha pasado. Y gracias también porque hace unos días hemos sobrepasado la barrera de las 200 mil visitas. ¡Muchas gracias a todos! Y nos vemos pronto en una nueva entrega acá en Donde Panchito. ¡Hasta entonces!

domingo, 29 de enero de 2017

232. "¡Fuego!", parte 1

El sol... un aliado algunas veces, un villano en otras...

Verano... Luego de un año agotador, qué genial es disfrutar de días soleados y agradables, ricos para ir a la playa, al río o salir de vacaciones a conocer nuevos lugares. Pareciera ser que el verano es la mejor época del año y, aunque en cierto sentido lo es, no podemos eludir el hecho de que justamente en estas fechas (acá es Verano, si eres del hemisferio norte claramente estás en invierno) ocurren los temidos incendios forestales.

sábado, 21 de enero de 2017

231. ¡Cuidado al comprar por internet!


Comprar por internet... ¿Quién se iba a imaginar eso hace unos 20 o 25 años atrás? Hoy en día muchas cosas se pueden comprar a través de la web y te las dejan en la puerta de tu casa. Yo, de hecho, he comprado y vendido de esa forma, y suele ser muy rápido. Me gusta esa forma de compra y venta. Las empresas del retail entienden eso y hacen ofertones por internet para incentivar la compra en línea.Aquí va la descripción personalizada de la entrada que queremos mostrar y que sólo se verá en la portada del blog. Puedes repetir un fragmento de la entrada o agregar una descripción completamente nueva; ésta sólo será visible cuando la entrada esté resumida, una vez que el lector ingrese a la entrada esta descripción no se visualizará.

Pero, lo que les voy a contar es algo que me pasó el año recién pasado. Es algo que, si bien es cierto se solucionó, da cuenta de que, a pesar de que tiene sus ventajas comprar por internet, hay que tener cuidado para no encontrarse con sorpresas más adelante.

Buscando un netbook por internet

Hacia mediados de la década pasada irrumpieron en el mercado una derivación de los computadores personales, más conocidos como notebook, pero en versión más pequeña. Surgían como un ave fénix los llamados netbooks, que tenían la ventaja de ser más fáciles de portar, aunque no contaban con lector de CD/DVD. Estos aparatos duraron un tiempo hasta que las tabletas se metieron y los sacaron del mercado. Por lo menos, yo nunca más vi un netbook en alguna tienda a la venta.

Yo andaba en busca de una de esas. A pesar de que poseo una Tablet Windows 10, buscaba un netbook para poder tener la movilidad de, por ejemplo, escribir en mi blog en cualquier lugar. Así que me metí a Mercado Libre (para qué dar una definición de ese lugar, creo que todo el mundo lo conoce) en busca de uno... y lo hallé.

El netbook que compré

Leí las características y me parecieron más que suficientes para lo que lo necesitaba, así que lo compré. Tenía la opción de "Mercado Pago", usando una tarjeta de crédito. Como yo no tengo una, mi padre accedió a prestarme la suya y la pagué en 3 cuotas. Me contacto con el sujeto que me lo vendió y me dice: "No, amigo. No acepto mercado pago porque da muchos problemas. Déjame devolverte el dinero y mejor me pagas en efectivo o transferencia". "Está bien", le respondí. Me envió un pantallazo indicando que me habían devuelto el dinero a la cuenta de mi padre. Luego de eso, le hice una transferencia a su cuenta en el banco. Él me envió el netbook y una semana después lo fui a recoger a la empresa de encomiendas.

Comienzan los problemas

Unas semanas después, mi papá me llama preguntando por un saldo descontado de su tarjeta por concepto de una compra en Mercado Libre. Yo, extrañado, voy y veo su cartola. Y, claro, estos jetones no borraron la venta hecha por Mercado Pago y, finalmente, le cobraron a mi papá el Netbook. Estaba molesto, porque ya lo había pagado en efectivo y después salía pagado nuevamente con la tarjeta.

Me contacté con el que me vendió el netbook y me indicó que lo había borrado y que le habían devuelto el dinero a mi papá. Me sugirió que hablara con el soporte técnico de Mercado Libre. Y eso hice...  o al menos, eso intenté hacer.

Busco en la página de Mercado Libre y no había ningún mail o teléfono para poder reclamar. Buscaba por todo el sitio y no había nada de nada. Busqué por internet, y los dos números que hallé eran números que no existían. Curiosamente, encontré muchos reclamos de gente que intentaba contactarse con los tipos de Mercado Libre y no podían. "Esto me huele mal", me dije.

Reclamo que puse en Facebook

Finalmente encontré una página en Facebook de Mercado Libre, donde, para variar, en cada publicación que subían aparecían reclamos por muchos motivos, incluyendo los dobles cobros de Mercado Pago. En un principio, el tipo que manejaba la página de Facebook intentaba responder los comentarios, pero eran tantos que después ni se dignaba a responder, y lo entiendo. Debe ser frustrante.

En un intento por ver si me pescaban, puse un comentario explicando la situación pero, como era de suponerse, no me contestaron. Así que les mandé un mensaje por interno. A las horas me respondieron. Me explicaron que en el estado de cuenta siguiente vendría el descuento por el netbook que no se compró vía Mercado Pago. Al fin, había recibido una respuesta.

¡Cuidado si compras por internet!

Si bien es cierto mi problema se solucionó, el trago amargo de tener que hacer malabares para arreglarlo nadie me lo quita. El netbook lo tengo y funciona de mil maravillas con el Windows XP y el 8.1 (tengo ambos sistemas instalados). Pero, pensándolo bien, quizá cuántos casos aun no se resuelven y al final les cobran el doble por el producto que compran. Y hay varias cosas truchas aun que puedes pillar en este tipo de sitios: envíos que se pierden, ofrecer productos a un precio muy inferior para no pagar comisión (por ejemplo vender un notebook a 200 lucas pero lo publican a 20 lucas no más) y así un largo etc. que puedes hallar en las compras por internet.

Este susto que tuve sólo fue eso, un susto. Todo salió bien, pero les aconsejo que tengan mucho cuidado al comprar por internet. Háganlo en páginas confiables y que tengan soporte en caso de problemas. Siempre se puede acudir al Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC por sus siglas) para solucionar cualquier problema. La idea es no pasar por dificultades y, finalmente, disfrutar de poder comprar tus cosas desde la comodidad del hogar.

¡Wow! Ha pasado volando el primer mes del año y la 10ma temporada de Donde Panchito va viento en popa. Tengo más de 30 artículos en borrador que iré publicando periódicamente en mi blog. Y tú, ¿has tenido malas experiencias comprando en la web? Conversemos en los comentarios. ¡Gracias por leerme!

domingo, 15 de enero de 2017

230. Experiencias de un simple cajero 8

Me gusta mi trabajo
Ha pasado mucho tiempo desde que no les contaba más experiencias como cajero. Y es que ya llevo más de 6 años trabajando de esa forma y, siendo sincero, me gusta ser cajero. Y con todo el tiempo que llevo, ya soy todo un experto en el manejo de dinero.

Hoy les traigo dos vivencias nuevas de mis aventuras como cajero. Espero que les gusten. Empecemos.

La caluga de 50 pesos y el vuelto en puras monedas

Fiestas Patrias. Como en todos los países (me imagino) acá en Chile la gente se vuelve loca comprando cosas para celebrar las festividades patrióticas. Lo sorprendente es que gastan exorbitantes sumas de dinero para celebrar, y después apenas pueden pagar las deudas que significan comprar más de lo que sus bolsillos aguantan. Bueno, pero no vengo a hablar de eso. Solo se los menciono para que entiendan el contexto del siguiente caso.

Al ser fiestas patrias, hay mucho ajetreo. Gente comprando y largas filas para pagar. Allí estaba yo trabajando cuando, de pronto, aparece un caballero que compra con tarjeta de débito y me pide 10mil pesos de vuelto. Yo ningún drama, le paso la venta y le entrego su vuelto en un billete de 10mil pesos.

El caballero me pide que si puede darme los 10mil en sencillo (10 billetes de mil pesos). Yo, súper amable, le dije que no podía porque debía guardar sencillo para dar vuelto a la infinidad de clientes que venían. El cliente se molestó. Agarró una caluga de 50 pesos y pagó con los 10mil, creyendo que así le daría sencillo.

"Lo siento - le dije -, pero le dije que no tengo tanto sencillo en billetes". Me respondió: "Estoy comprando, así que debes darme vuelto". Le encontré razón, así que le di los 9.950 pesos de su vuelto en monedas. El caballero me miró, y sencillamente se largo a reír. "Me la hiciste" me dijo. Y no paraba de reírse.

Al ver su risa, me dió pena darle tantas monedas. Así que le dije: "Deme las monedas. Si me espera, pediré sencillo donde mis jefes". Me sonrió y me dijo: "Gracias joven. Muy amable".

Volví y le pase el vuelto en billetes. Quedamos como amigos. El se fue y yo seguí trabajando.

"Ustedes se están riendo de mí"

Me considero un joven bien alegre (entiéndase que el término joven es bien relativo. Yo a mis 26 años soy joven aún, aunque si hubiera nacido en la edad media, con 26 años ya sería un anciano). Y en la caja, cuando no anda mucha gente, me gusta conversar con mi empaque. En eso estaba cuando sucedió algo muy raro.

En el super donde trabajaba, habían dos hileras de cajas. La mayoría de la gente pasaba por las cajas de adelante. Yo estaba en las de atrás, así que para que supieran que yo estaba atendiendo, debía gritar "Pase" para que avanzara la fila hacia atrás. Justo hice eso, y una señora con un coche de guagua me ve y avanza a mi caja.

Justo antes de que llegara a donde estaba yo, mi empaque me tira una talla muy graciosa. Yo no pude aguantarme la risa y ambos comenzamos a reírnos de lo que me había dicho. La señora, al escuchar nuestras risas, creyó que nos reíamos de ella, y nos dijo: "Ustedes se están riendo de mí. No se los voy a aguantar". Se dio media vuelta y se cambio de caja. Ni siquiera me dio tiempo de darle una explicación. Simplemente se fue. Ambos quedamos plop con todo eso, pero les prometo que no nos burlamos de ella :(

Estas dos experiencias quería contarles. Tengo muchas más. Pero las dejaré para otros artículos de la serie Experiencias de un simple cajero. Nos vemos aquí, Donde Panchito.