Como todos los años, la gente se junta esta noche en familia o con amigos a celebrar la llegada de un nuevo año. Junto con ello, se hacen los buenos deseos y los propósitos para el 2020, esperando que sea mucho mejor que el año que ya está próximo a irse. Y bueno, como todos los años, aquí vengo a decirles que no. NO será mejor el año 2020. Sin embargo, debo tenerlos lateados diciendo siempre lo mismo cada fin de año. Por lo que este artículo, el último de la presente temporada, tendrá otro enfoque. Un enfoque más positivo.
¿Un año más? No, amigos: un año menos
En varias oportunidades les he relatado que, conforme pasen los años, las cosas irán empeorando. Eso no lo digo yo: lo dice un libro que mucha gente ni lee, y que incluso se burlan de quienes le tenemos un profundo respeto. Me refiero a la Biblia (léete, como botón de muestra, el artículo 0196: No hay peor ciego que el que no quiere ver). Y es que no se puede ir en contra de lo que ya está estipulado. Honestamente, no sé qué tanto celebra la gente. Este año fue horrible en varios aspectos, y las revueltas, que yo veía de lejos en otros países, estos últimos tres meses las he vivido en carne propia. ¿Podría decir, entonces, que el año 2020 será mejor, si ya se ve que seguirán con las protestas, las tomas de calles, los incendios, y un sin fin de barbaries? ¿Podrías tú decirles a los enfermos terminales, a los niños desnutridos del mundo, a quienes han perdido a sus familias en guerras, a quienes viven encerrados en sus casas por temor a la delincuencia, que el año que viene será mucho mejor? ¡Vamos amigo! Seamos realistas: no hay nada que festejar.
Hay una canción de una conocida banda de música que, en una parte, dice: "Un año más, que se va". Seguramente la has escuchado un par de veces. Y es que, claro está, ha pasado un año más. Pero mi pensamiento con respecto a los años es muy distinto a la letra de la canción. Por que, para mí, no es un año más. Es un año menos. ¿Cómo así?
Falta poco y todos nuestros problemas serán cosa del pasado
La idea original no era que viviéramos en estas condiciones tan horribles. Si fuera así, no me cabría en la cabeza de que Dios nos haya creado para sufrir. Hasta dudaría de su existencia (aunque ya sabemos que sí existe, revisa el artículo 251. Tres razones para creer que Dios existe). Lo cierto es que Dios no quiere esta vida para nosotros. Por ello, Él se ha propuesto acabar con todas las causas de nuestro sufrimiento: las enfermedades, la vejez, las guerras, el hambre, los desastres naturales... ¡Hasta la muerte! ¡Incluso volverán a la vida nuestros seres queridos que han muerto! Y como cada vez falta menos para que eso ocurra, ya que las pruebas así lo demuestran, en vez de agregar un año más, le quito un año a esta sociedad moribunda. Sí: un año menos.
Pronto podremos ser felices de verdad, y podremos festejar todo lo que queramos. Hoy no hay mucho que celebrar: y no es que quiera ser un amargado, pero es que ni siquiera en las mejores perspectivas se puede ver algo mejor para el año que viene; y si algo así ocurre, será pasajero. Mientras tanto, sigo con todas mis fuerzas adelante mientras espero con ansias el día en que Dios nos de motivos de verdad para celebrar: el día en que nuestros problemas y nuestro sufrimiento sean cosa del pasado. ¡Nos vemos en la temporada 15 de Donde Panchito! ¡Hasta entonces!