lunes, 5 de abril de 2021

374. Experiencias de un simple cajero, parte 15

Más experiencias de cuando fui cajero
 
 
Una de las secciones que más me gustan, aparte de "Viajando con Panchito", es la que hoy les traigo nuevamente. Y es que en mis casi 9 años como cajero, he tenido muchísimas experiencias al atender al público. Hasta ahora ya llevamos 33 experiencias contadas. Y hoy les traigo dos nuevas, así que ponte cómodo y disfrútalas.

"Atiéndeme con la cara llena de risa"
Hace unos años atrás, en uno de los supermercados donde trabajé, estaba atendiendo público mientras hablaba con mi empaque. En eso, una señora llega con sus cosas y, de manera muy prepotente, me tira los productos encima de la caja y me dice: "Atiéndeme". La miro y le digo: "Buenas tardes". Ella, furiosa (parece que tuvo un mal día) me grita: "Apúrate que no tengo todo el día". Yo, incrédulo, me molesto, y en mi cara se me nota mi molestia. La señora me dice: "Y atiéndeme con la cara llena de risa". Cuando dijo eso, el jefe del local se percató de la prepotencia de la señora y él atendió el asunto. Terminó por pedirme disculpas por su manera de tratarme.

No es fácil ser cajero: eso ya lo saben. Y con todas las experiencias que les he contado, basta y sobra.

Mi último día como cajero en el supermercado
El 28 de febrero de 2016 fue mi último día como cajero en un supermercado de Penco. Decidí renunciar y buscar un empleo mejor remunerado (era part time allí). Y en aquel último día, tuve una no grata experiencia con una pareja de clientes insolentes y maleducados.

No recuerdo específicamente cómo comenzó el lío, pero ambos comenzaron a alegar e insultarme gratuitamente en la caja vista y paciencia de todo el mundo (lo digo una vez más: NO es fácil ser cajero en una sociedad sin respeto). Me harté y les respondí: "¿Saben qué? Hagan lo que quieran. Total, hoy es mi último día, así que vayan a reclamar no más". Nunca perdía la paciencia frente a estas situaciones (donde muchas veces recibí insultos de grueso calibre, o me tiraron un litro de leche por la cabeza, o hasta insinuaron que era un ladrón), pero este parcito sencillamente me colmó. Fueron donde el jefe de tienda y, claro está, él al ver cómo fueron conmigo, no los pescó.
 
Luego de vociferar a los cuatro vientos mil y una palabrotas, el hombre se vuelve a mí y me dice irónicamente: "Que tengas un mal día, imbécil". Lo miré y le dije: "Usted también, que le vaya pésimo". Su cara de incredulidad lo decía todo. Cuando se fueron, sólo atiné a reír. ¿Por qué uno, por atender gente, debe aceptar que te insulten sin motivo? ¿Qué ganaron ellos con alegar, salvo un mal rato? Nada más.
 
Amigos y lectores: hasta el cansancio he dicho que el mundo que vivimos es más insolente y falto de respeto cada día. Pero nosotros podemos (y debemos) marcar la diferencia. Si partimos NOSOTROS siendo amables, gentiles y empáticos con los demás, podremos contagiar esas cualidades en los demás. Quizás así, podríamos mejorar en algo esta sociedad tan decadente en la que estamos inmersos.
 
Está diciendo, ¿no?

 
 
¡Gracias por seguir aquí amigos, en esta Temporada 16! Estamos cerca de llegar a las 300 mil visitas y eso me tiene muy contento. Quiero agradecer también el apoyo que ha tenido nuestro Instagram (ya son más de 500 seguidores y sumando) y en nuestro Podcast. Puedes escuchar nuestros programas cuando gustes en plataformas como Spotify, Apple Podcast y Google Podcast. ¡Hasta un siguiente artículo!
 

0 comentarios. ¡Deja el tuyo!:

Publicar un comentario

Estimado/a lector/a: agradecemos tu tiempo al leer este artículo. Si gustas, puedes dejarnos tus impresiones en el siguiente formulario.

Por favor, evita comentar con groserías, insultos o frases de doble sentido. Muéstranos lo mejor de tu ortografía . No nos hacemos responsable por comentarios de terceros. Recuerda que cada comentario lo respondemos a la brevedad. Vuelve en un par de días y lee la respuesta. :D

Por último, nos reservamos el derecho a eliminar comentarios que no cumplan con estos sencillos requisitos.