martes, 9 de septiembre de 2025

468. Cambio de horario


Amo el horario de verano. Ver que, conforme nos vamos acercando a diciembre, el sol se pone más tarde me pone feliz. En invierno es deprimente que, a las 18 horas, ya está casi oscuro. En el verano puedes andar hasta tarde porque el sol está ahí, listo para darnos su luz. Pero, claro, esto es una opinión personal: es mi gusto. A mí me gusta este horario. Y a muchos más también. Pero muchos lo detestan, y prefieren el horario de invierno. Cada uno tiene sus razones para gustarle uno u otro horario, y sus razones son totalmente válidas. En gustos no hay nada escrito.

domingo, 31 de agosto de 2025

467. Cuando sientes que ya no das más


¿Cómo saber cuándo es tiempo de parar? ¿Cómo saber que es momento de tomar una pausa y pensar en cómo llevas tu vida? ¿Es trabajar y trabajar el único motivo por el que debo vivir? ¿Hay algo más que simplemente sacarme la mugre para llevar el sustento a mi hogar? Preguntas como éstas creo que todo el mundo debe hacerse de vez en cuando. La cuestión es: ¿En qué momento de nuestra agitada y apresurada vida hay que detenerse y meditar?

jueves, 28 de agosto de 2025

miércoles, 20 de agosto de 2025

465. ¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas?


Hace unas semanas fallecieron dos personas muy queridas para mí, que marcaron varios años de mi vida. Al margen de lo triste del momento, todo lo vivido en esos días me llevó inevitablemente a una pregunta que todos deberíamos hacernos de vez en cuando: ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?

No es fácil pensar en la muerte. De hecho, solemos evitarla como si nunca fuera a alcanzarnos, aunque sabemos que es lo único seguro que tenemos desde que nacimos. No se trata de obsesionarse con la idea, sino de recordar que el tiempo es limitado y preguntarnos si lo estamos usando en lo que realmente importa.

En el funeral de estas dos personas, cuyos discursos escuché por Zoom, no dejaba de pensar: "¿Qué hago yo con mi vida? ¿La estoy usando bien?". Y ahí me di cuenta de algo: amo vivir. Y creo que todos compartimos ese deseo de querer vivir para siempre. Esa chispa en nosotros nos recuerda que la vida es un regalo, y que vale la pena vivirla de la mejor manera posible.

El problema es que muchas veces corremos de un lado a otro, persiguiendo metas que, aunque importantes, no siempre llenan el corazón: dinero, fama, prestigio, placeres. No digo que esté mal tener sueños o disfrutar de cosas buenas como viajar o alcanzar un logro personal. El punto es el orden en que ponemos las prioridades. Porque al final, ¿qué vale más: tener éxito externo o tener una familia unida, buenos amigos y una relación profunda con Dios y con uno mismo?

La vida está hecha de momentos sencillos que no vuelven: una conversación con tu hijo, un abrazo sincero, una risa compartida con amigos, una oración en silencio. ¿De qué sirve acumular riquezas o reconocimientos si al final no tenemos tiempo para disfrutar de lo esencial?

La muerte nos recuerda que todos llegaremos al mismo destino. Y cuando eso ocurra, lo que quedará será la huella que dejamos en otros. No en cuántas cosas conseguimos, sino en cómo amamos, cómo acompañamos y cómo hicimos sentir a quienes caminaron con nosotros.

Por eso me lo pregunto con sinceridad: ¿cómo me recordarán el día que ya no esté? ¿Como alguien que corrió tras lo superficial, o como alguien que supo estar cerca de su familia, de sus amigos y de Dios?

Yo elijo vivir mi vida con calma. Trabajo, sí, porque es necesario. Pero también disfruto de mi esposa, de mi hija, de mis amigos, y de mi relación con Dios. Porque, de nada sirve ganar el mundo entero si al final se pierde lo más valioso.

Vale la pena detenerse un momento y preguntarse: ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?

jueves, 14 de agosto de 2025

464. Viajando con Panchito y Evelyn 19: Talcamávida


Es hora de una nueva entrega de una de mis secciones que más me gustan: Viajando con Panchito y Evelyn. De hace tiempo que no escribo un artículo sobre mis viajes, y en esta ocasión quiero hablarles sobre un hermoso pueblo que queda aproximadamente a 1 hora de Concepción. Visitemos la localidad de Talcamávida.

Conociendo Talcamávida en nuestro aniversario


¿Se acuerda que, hace algún tiempo, les relaté sobre Quilacoya? Pues bien, después de ese pueblo, siguiendo el mismo camino, llegarás a Talcamávida. Claro, también se puede llegar en tren, utilizando el servicio "Corto del Laja" (actualmente "Tren Talcahuano - Laja"), bajándote en la estación homónima del pueblo.

Talcamávida (cuyo nombre significa "Montaña del trueno") está ubicada en la comuna de Hualqui, a 49 kilómetros de Concepción, siguiente la ruta Q-60-O hacia el sur de la provincia de Concepción. Es un lindo pueblo de unos 1000 habitantes. Con mi Eve fuimos para allá a quedarnos un fin de semana (estábamos cumpliendo 1 añito de casados) en unas cabañas que quedaban cerca del río Biobío.
Es un lugar muy tranquilo y campestre, ideal para desconectarse del ajetreo de la ciudad. Estuvimos allí 3 días. ¿Qué cosas conocimos de Talcamávida?

Lugares de interés


Plano de Talcamávida. El camino en rojo es la Ruta Q-60-O, que une Cabrero con Concepción por Yumbel y Rere.

En este artículo les contaré sobre los lugares que nosotros visitamos en aquella ocasión. Claro, hay muchos más, que pueden conocer ustedes mismos al visitar Talcamávida. (Más información en el artículo "Talcamávida" de Wikipedia).
  • Plaza de Armas: visitamos la plaza el sábado por la mañana y, la verdad, había su movimiento. En una de las calles aledañas se instala una feria donde venden sus productos varios locatarios y agricultores. La plaza la sentí como si la hubieran renovado no hace mucho. Es hermosa. Tiene muchos árboles y está muy bien cuidada.





  • Laguna Rayencura: ubicada en la zona oeste del pueblo, entrando a Talcamávida desde Unihue. Recuerdo cuando chico ir varias veces desde Quilacoya a esta laguna para refrescarme en las calurosas tardes de verano. Para cuando fuimos en nuestro aniversario, lamentablemente nos percatamos que estaba algo mal cuidada. En realidad, nunca hallamos una entrada para poder ver la laguna en todo su esplendor. Sólo accedimos a un trozo pequeño de playa por un camino de ripio junto a la posta del pueblo. Esa semana había llovido así que había un poco de barro. Igual admiramos algo de esta laguna.


  • Estación de tren: el tren es algo muy importante y está ligado a Talcamávida, al igual que para Quilacoya. La estación queda en el sur del pueblo, cerca de la plaza. Recorrimos sus antiguos trenes, que están oxidándose frente al paso del tiempo. Es un bonito lugar como para recordar años gloriosos del ferrocarril. Cuando chico viajé mucho en tren para ir a esos lugares en verano y, la verdad, me dio mucha nostalgia ver los trenes abandonados a su suerte.






Además, existe el fuerte de Talcamávida, que no pudimos ir a ver en esa ocasión.

Un pueblo lindo para visitar


El pueblo conta con bomberos, posta, colegio, registro civil, carabineros y varios locales de comida. Ten en cuenta que algunos negocios sólo aceptan efectivo. No hay bencinera en Talcamávida. El más cercano está en Hualqui. En nuestra visita comimos sushi (contaba con reparto a domicilio y nos llegó a la cabaña), y pudimos comprar cosas para comer en la cabaña en uno de los negocios del pueblo.

Talcamávida es un lugar muy bonito y con varios atractivos que valen la pena visitar. Si me permiten darles una sugerencia, vayan en tren. Hay varias salidas diarias desde Talcahuano, Concepción y Hualqui y la vista al río Biobío es espectacular.

Ese ha sido un nuevo artículo de "Viajando con Panchito y Eve". Esperamos que les haya gustado. ¡Hasta el siguiente artículo!