Desde hace algunos días que comenzaron los juegos olímpicos en la ciudad china de Beijing. Ver a Fernando González jugar y llegar a la final del tenis, con la posibilidad de ganar una medalla de oro - que ganó Massú el 2004 y que este año no llegó ni a la esquina - me hace recordar el episodio ocurrido hace cuatro años atrás, justamente el partido que ganó Massú.
Quizás por el título de mi artículo ya deben adivinar de qué estoy hablando. ¿Cómo no recordar el fantástico y emocionante relato de Fernando Solabarrieta cuando gritó: "¡Ancha! ¡Ancha esa pelota! ¡Ancha esa pelota y es oro para Chile! ¡Es oro para Nicolás Massú!", y los posteriores llantos de él junto con Müller.
Una joyita de la exageración al por mayor, para que lo recuerden.
2 Comentarios
Pues encuentro algo sin sentido el ganar un partido más de tenis y llorar por la "hazaña" que hizo Massú. Él mismo reconoció tiempo después que ese triunfo no lo llenó en lo mínimo. Es decir, no le veo la gracia ganar y ser superior a los demás por un mísero pedazo circular de metal que no es nada. No lo digo por picado, yo tengo mi propia medalla ganada hace 4 años en un concurso de conocimientos en mi colegio. Es penoso ver cómo se ve un nacionalismo al extremo en las olimpiadas. Ver cómo los deportistas se sacan la mugre para demostrar que son los mejores. Es decir, hasta en el deporte vemos una división nacionalista, en vez de la unión que supuestamente predica las olimpiadas. Claro, lo único que se ve es la competencia para demostrar que "mi país es mejor que el tuyo" o que "yo soy superior a tí".
Por favor, no me traten de pesimista. Es la verdad.
Saludos!