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viernes, 26 de octubre de 2018

318. El oso teddy

 
Hoy les quiero hablar (o mejor dicho, escribir) sobre algo que me trae muchos recuerdos. Es algo que recibí cuando era muy pequeño, y que me ha acompañado por muchos años. Hoy les quiero hablar de Teddy, mi oso Teddy

Teddy es un oso café, con ojos anaranjados, que tengo hace ya la no despreciable suma de 28 años. Sí, casi tres décadas. ¿Cómo llegué a tenerlo? La historia cuenta que, para cuando nací, mi padre me regaló ese hermoso oso. Claramente, cuando me lo regaló, era muchísimo más grande que yo. Junto con él, también me regaló otro oso, más chico, de color amarillo, cuyo nombre era Panchito.

Algunas veces le da por creerse humano
Conforme fueron pasando los años, Teddy y Panchito me siguieron acompañando. Claro, obviamente al crecer, estos osos quedaron chicos al lado mío. El vínculo que tenía con ellos era único. Les agarré mucho cariño. Es raro, porque al fin y al cabo son solo unos osos de peluche. Pero bueno, eso pasó: les tomé cariño y siempre estaban en mi cama cuando iba a dormir.

Lamentablemente, Panchito "murió" hace unos años, por el desgaste propio del tiempo. El que sigue "vivo" aun es Teddy. Y hoy, casado y con 28 años a cuestas, aún lo tengo en casa. Claro, ya no duermo con él, pero está en el dormitorio. Quizá termine viviendo con él hasta que me muera... o se "muera" él primero :P

¿Y tú? ¿Tienes algún oso de peluche que sea de tu niñez? ¿O algo que sea de cuando eras niño y lo guardes en la actualidad? Conversemos en los comentarios. ¡Hasta la próxima!

Izq: yo, cuando chico, con Panchito (a mi derecha) y Teddy (a mi izquierda). Der: Con Teddy hace un par de años 



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lunes, 22 de octubre de 2018

317. Obsesión por las visitas


Cuando inicié este blog, hace ya más de doce años, jamás pensé que, primero, duraría tanto tiempo. Tampoco pensé que la cantidad de visitas llegarían a las 230 mil. Pero aquí estoy: acercándome al final de la temporada 13. Y siempre me pone feliz que la gente visite mi blog y pueda comentar (saludos especiales a Wladimir y a Carlos, quienes son los que más comentan).

Sin embargo, hubo un tiempo en que las visitas decayeron notablemente. Durante los años 2010 - 2012, las visitas estaban a la orden de unas 2500 mensuales aproximadamente. Pero desde ese año en adelante, la cantidad que gente que llegaba a Donde Panchito decreció hasta unos 500 mensuales. Claramente era una gran disminución, y comencé a sentirme frustrado puesto que concluía que mis artículos no eran lo suficientemente interesantes como para que más gente llegara acá.

La desesperación fue en aumento, a tal punto de que, rendido, dejé el blog algo abandonado. Eso lo podrás notar en las temporadas 2013 al 2016, donde la cantidad de artículos escritos por año bajó considerablemente, llegando a los míseros 8 artículos en el 2016. Para que se hagan una idea, en todo el año 2016 escribí la misma cantidad de artículos que en marzo de este año.

Mi blog en el año 2015

Pero, luego de un profundo análisis, llegué a pensar que estaba saliéndome del motivo principal por el cual estaba escribiendo en este blog, motivo que está en el primer artículo de Donde Panchito, escrito en noviembre de 2007: abrí "este humilde blog para dar a conocer lo que me gusta"

¡Claro! ¿Qué importa si la cantidad de gente que me lee es mucha o poca? Nunca he dejado de recibir gente en mi blog, y cualquiera que llegue aquí será bien recibido. Este blog es mi pasión, es mi hobbie, y aquí cuento "lo que me gusta": mis escritos, mis vacaciones, mis reflexiones sobre la vida, mis curiosas historias que vivo día a día... ese es el motivo por el cual Donde Panchito existe, y no la cantidad de visitas que lleguen mensualmente.

Desde chico escribiendo "lo que me gusta".

Entonces, decidí volver en grande. Y sí que lo hice, puesto que este año ha sido el año en que más artículos he escrito (este es el número 52 del año, y el 49 de la temporada 13). ¡Qué gran logro! Sigo teniendo en promedio unas mil visitas mensuales. Y eso me tiene muy feliz. Y agradezco, como siempre, a todos quienes llegan a mi blog, ya sea por primera vez, o quienes ya son frecuentes por este lugar.

¡Por fin saqué un nuevo artículo! Espero sacar adelante otros borradores y seguir contándoles "lo que me gusta". ¡Hasta una nueva entrega!

martes, 2 de octubre de 2018

316. Canciones: Me cuesta tanto olvidarte (Mecano, 1986)


¡Vaya! Ya estamos en octubre. El tiempo no se detiene y dentro de solo 3 meses se acabará este año y, por consiguiente, la temporada 13 de mi blog.

En esta ocasión quiero dejarlos con un tema que se ha convertido en un clásico. Me refiero a la canción "Me cuesta tanto olvidarte", del grupo Mecano. Esta canción es del año 1986, y el vídeo que verás a continuación es de cuando la cantaron en el Festival de Viña del Mar, en 1992. Disfrútenlo.


martes, 25 de septiembre de 2018

315. Millonarios detrás de una pelota

 

Vivimos en un mundo difícil. Y esa es una realidad. Nadie puede negarlo. Llevar el sustento al hogar es cada día más complicado. Lo sé por experiencia propia. Uno se saca la mugre de sol a sol con tal de llevar el pan a la mesa, y aun así, mi esposa debe trabajar a medio tiempo porque con mi sueldo no alcanzamos a cubrir todos nuestros gastos.

Esa es la realidad de muchas familias, no solamente en Chile, sino en todo el mundo. Y la mayoría de ellos trabajan extenuantes jornadas laborales por un miserable sueldo. Sin embargo, en este planeta existe un selecto grupo de personas que por ir detrás de una pelota, reciben millones y millones de dólares al mes. Y si lo comparamos con los esfuerzos que hacemos nosotros por ganar el sustento, entonces concluimos que la vida es terrible, pero terriblemente injusta.

Futbolistas que ganan millones de dólares

Es de conocimiento público que los futbolistas ganan millones de dólares. Es verdad que se esfuerzan por llegar a lo más alto en sus carreras. Y eso no es fácil... pero... díganme, ¿quién de ustedes, después de esforzarse durante un par de años, llega a ganar tanto dinero, que pueden jubilarse a los 35 ó 40 años, y después vivir tranquilamente con el dinero ganado? Pues eso justamente es lo que hacen los futbolistas.


Para entender esto, les pondré el ejemplo de Cristiano Ronaldo. Nadie puede negar que es un extraordinario jugador. Sus increíbles jugadas son el deleite de quienes disfrutan el fútbol. Pero, ¿son tan impresionantes para el sueldo que gana? Veamos.

Según el sitio web El Espectador, Cristiano Ronaldo, cuando se cambió del Real Madrid a la Juventus, su sueldo quedó en increíbles 30 millones de euros por año. Eso quiere decir que gana 2.5 millones de euros por mes. A la tasa de cambio del 17 de septiembre, él estaría ganando al mes en pesos chilenos... la no despreciable suma de $2.005.751.212 (se los escribo: Dos mil cinco millones, setecientos cincuenta y un mil, doscientos doce pesos mensuales). Para que se hagan una idea de toda esta locura, el ganaría por día $66.858.373 (sesenta y seis millones ochocientos cincuenta y ocho mil trescientos setenta y tres pesos), por hora $2.785.765 (dos millones, setencientos ochenta y cinco mil, setencientos sesenta y cinco pesos)...


¿Saben cuánto gana por segundo? $773. Eso gana por segundo. Hagamos el ejercicio con alguien que gana el sueldo mínimo en Chile. Es de $276.000. Al segundo se ganaría escuálidos 10 centavos de peso. ¡Increíble! Alguien que gana el sueldo mínimo necesitaría aproximadamente 10 meses para ganar recién lo que este futbolista gana en solo 1 hora. ¿Tiene sentido eso?

Y eso que no hemos hablado de Lionel Messi, ya que su sueldo es de 40 millones de euros... hagan ustedes sus cálculos y sorpréndanse.

Reciben autos de lujos

Como si no ganaran lo suficiente para mantenerse a él y a su familia (con sus sueldos podrían mantener ciudades enteras o incluso países pequeños), algunos clubes de fútbol les regalan autos de lujo a sus nuevos jugadores. Es el caso de Arturo Vidal. Según el portal de noticias AhoraNoticias, Arturo Vidal recibió un auto de lujo al llegar al Barcelona este año. ¿Saben cuánto costó el auto? El equivalente a $46.000.000. Como si Vidal no tuviera cómo pagarlo.

Siguiendo con las comparaciones, alguien que gana el sueldo mínimo en Chile necesitaría 166 meses (o el equivalente a casi 14 años) para poder comprarse ese auto, siempre y cuando no tuviera ningún otro gasto que hacer en esos 14 años, cosa que es imposible.

No es de picado: es la injusticia del sistema

No faltará el que diga que estoy picado porque ellos, con mucho menos esfuerzo que yo o cualquier mortal que se saca la mugre trabajando, obtiene como sueldo millones y millones de dólares o euros. En realidad, no estoy picado. Pero de que es injusto, lo es. Yo soy feliz con mi trabajo y con lo que gano. Muchos futbolistas, y no solamente ellos, sino que también músicos, cantantes, etc., ganan millonadas y no encuentran la verdadera felicidad. Una cosa es clara: la felicidad no depende de la cantidad de dinero que tengas.

Hay muchas personas que son felices, y están forradas de dinero. Hay gente que tiene mucho dinero y es desdichada. Y también hay gente feliz que no tiene un dineral. ¿Dónde está la diferencia entre ser feliz o no? La actitud y el valor que le demos al dinero. Podrás tener mucho dinero, pero si no te sientes realizado con lo que haces, entonces de nada sirve tener millones en el banco.


Para ser feliz, haz lo que te guste. Sal, pasea, viaja, ríe, disfruta con tu familia. Ayuda a tu prójimo, acércate a Dios, trabaja en lo que te fascina. Ama sin medida y sin rencor. Perdona cuantas veces sea necesario y olvídate de lo que te hace daño. Si logras encontrarle un real sentido a tu vida, entonces al final del camino sentirás que, independiente de si tuviste mucho o poco dinero, realmente pudiste ser feliz. Y eso es... realmente impagable. ¡Hasta un siguiente artículo!

lunes, 17 de septiembre de 2018

314. Al concierto de 31 minutos


Cuando era niño, teniendo unos 12 años, me gustaba una serie de televisión que daban en TVN. Su nombre: 31 minutos. Lo particular de esta serie es que sus protagonistas no eran seres humanos, ni dibujos animados. Todos eran títeres. Estos personajes trabajaban en un canal de televisión, específicamente en un noticiero, llamado justamente 31 minutos, y que le da el nombre a la serie.

Me entretenía mucho con sus historias y las payasadas que pasaban. También me hacían pensar cuando daban la "Nota Verde" de Juan Carlos Bodoque. Y el ranking de canciones (tres por semana) era sencillamente genial.

Conforme fue pasando el tiempo, fui creciendo y quedaron lindos recuerdos de esta serie. Claro, seguían dándolo, tanto por la televisión pública como por la de pago. Pero los quehaceres y mis responsabilidades no me dejaban mucho tiempo para verlos.

A principios de agosto, mediante el Instagram de 31 minutos, me entero que están haciendo un tour por el país, llamado "Tremendo Tulio Tour", y que el 18 de agosto se presentarían en Concepción, ciudad donde vivo. Era una linda oportunidad de volver a recordar mis tiempos de niñez, donde disfrutaba de esta serie, sin tantas preocupaciones fuera de las escolares. Así que compré mi entrada e hice los arreglos para poder ir ese día sábado al concierto de 31 minutos. Y esto fue lo que sucedió.

Llegando al Gimnasio

Fila para ingresar al Gimnasio

El concierto estaba programado para las 19 horas del sábado 18 de agosto en el Gimnasio Municipal de Concepción. Intuía que se llenaría, no solamente de niños, sino de muchos que, como yo, querían recordar su infancia. Así que, luego de hacer algunas compras, llegué al Gimnasio a eso de las 5 y media de la tarde. Era como el sexto de la fila de vehículos para entrar al estacionamiento. En eso, conforme fueron pasando los minutos, la fila de vehículos creció desproporcionalmente, y mucha gente comenzó a llegar a pie. Los carabineros comenzaron a hacernos rodear el Gimnasio en auto para que la fila avanzara sin hacer taco en la carretera. La cosa es que, finalmente, a las 6 y cuarto de la tarde, logré estacionarme dentro del gimnasio.

Luego de pasar por el control de entrada, donde revisaron mi ticket, llegué al control de los guardias por si llevaba objetos contundentes. Yo pasé sin problemas. A un chico le botaron un encendedor... ya saben, por si pensaba usarlo como proyectil y tirárselo a los títeres si no le gustaba el show.

El concierto

Gimnasio repleto de niños y adultos

Al entrar al gimnasio aun no se llenaba. Encontré un asiento y esperé pacientemente mientras sacaba algunas fotos. Eran las 19:20 horas y el concierto no comenzaba. La gente - muy impaciente - estaba pifiando a mares (qué ejemplo para sus hijos sobre la paciencia y el autocontrol), ya que veinte minutos era mucho tiempo (?). En eso, por fin, aparecen en escena los músicos y comienza el espectáculo. Todos gritaban y yo estaba muy emocionado.

Mientras contaban una historia muy chistosa, aparecían la mayoría de los personajes (Tulio, Juanín, Bodoque, Patana, Mario Hugo... aunque eché de menos a Balón Von Bola y a Mr. Guantecillo). Entre medio de la historia cantaban. Y bueno... el gimnasio repleto coreaba sus canciones, aunque yo no cachaba mucho las más nuevas, pero las canciones antiguas como Mi muñeca me habló, o Equilibrio espiritual me las canté de principio a fin.

El concierto duró 1 hora y media. Valió totalmente la pena cada minuto y cada peso invertido en ir a escucharlos. A continuación, les dejaré un par de canciones de las que tocaron ese día. La calidad de la grabación no es la mejor, ya que estábamos al otro lado del escenario, y mi cámara del celular no graba muy bien de lejos y de noche, pero se oye perfectamente. Una canción es Bailen sin Cesar, y la otra es Mi muñeca me habló. Disfrútenlo. ¡Hasta un siguiente artículo!

domingo, 9 de septiembre de 2018

313. La regla de oro


La vida fuera de casa de los padres es distinta, muy distinta. Una de las cosas que cambia radicalmente es que debes preocuparte por llevar el sustento a tu casa y, por ende, comprar las cosas por tu propia cuenta para comer y subsistir. Antes no me preocupaba de eso, puesto que mis padres compraban las cosas. La realidad hoy es que debo apartar tiempo, una vez cada dos meses, para ir al supermercado a hacer el pedido de comida e insumos.

Una situación que sucedió en una de esas idas al supermercado me recuerda que la vida pasa, y tarde o temprano envejecemos. Y qué ciertas son las palabras de la famosa "regla de oro". Veamos de qué se trata todo esto.

Hace más menos unos seis meses, estaba con unos amigos comprando en un supermercado mayorista (ya saben... compramos cosas al por mayor, por eso vamos cada dos meses. A la larga sale más rendidor) comprando las cosas para la casa. En eso estábamos cuando, de pronto, me fijé en una señora de la tercera edad que andaba comprando algunas cositas también. Intentaba alcanzar una caja de un producto que no recuerdo, que estaba muy alto para su estatura. Lo intentó varias veces, en vano, hasta que se rindió.

Ninguno de los otros clientes la ayudó, salvo un chico que gentilmente le sacó la caja y se la pasó. La abuelita se alegró mucho, le agradeció y siguió su recorrido. Yo quedé muy feliz, y se lo comenté a una amiga. Ella me dice: "Por lo menos queda gente que ayuda a los demás".

Este es un fleje. Es el papel donde está escrito el precio de un producto. En un supermercado mayorista, aparecen 3 precios: por lo general el valor al llevar 1, 3 y 6 unidades. 

Seguimos con el recorrido por el supermercado cuando nuevamente nos pillamos con la señora, esta vez buscando entre medio de unos paquetes de pañuelos desechables. Como nosotros también necesitábamos ese producto, nos acercamos a ver los precios. Uno de mis amigos, al ver tan acongojada a la señora, atinó a ayudarla. La abuelita le decía: "Es que hay tantos precios y no entiendo nada".

Claro, porque los precios en los supermercados mayoristas son distintos a los normales en los supermercados convencionales. Porque la gracia de un supermercado mayorista es que, mientras más compras, más barato te sale por unidad (véase la foto de apoyo). Entonces la señora se confundía al ver tantos precios juntos.

Mi amigo la ayudó unos segundos, a lo cual la abuelita le agradeció y, sacando un paquete de pañuelos, continuó su camino a la sección de panadería. Nosotros continuamos por otro lado pero, curiosamente, nos pillamos una tercera vez con ella. En ese supermercado (como en muchos otros) no tienen un trabajador para pesar el pan o las frutas y verduras, ya que ahora es un "autoservicio" (con la excusa de que con eso tienen precios más bajos, aunque lo más probable es que es sólo para abaratar costos para los empresarios al prescindir de un trabajador). La cosa es que la abuela intentaba pesar su pan, pero es comprensible que no sepa cómo usar una balanza electrónica.

Estaba a punto de ir a ayudarla cuando un trabajador, que estaba en un montacarga, se me adelantó y la ayudó a pesar el pan. Agradecida, se fue a pagar.

Esta experiencia me muestra que aun hay gente buena. Muchos me alegan que en mi blog sólo hablo de desgracias y tragedias. Y es que no puedo hacerme el ciego frente a la maldad de la humanidad. Pero tampoco puedo hacerme el leso frente a estas cosas buenas. Aun hay fe en la humanidad... o por lo menos, aun hay fe en algunas personas que siguen actuando con altruismo.

Todos llegaremos a viejos algún día. Por lo tanto, debemos ser altruistas con quienes necesitan nuestra ayuda.

¿Y qué tiene que ver la regla de oro en todo esto? Primero que todo, ¿conoces la regla de oro? Son unas palabras de Jesús que dijo cuando vivió en la tierra. Por favor, independiente si eres creyente o no, seguramente te interesará leer estas palabras: "Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Mateo 7:12, RV1995). Es muy distinto a lo que muchos dicen con respecto a la regla de oro, a saber: "No le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti". ¿Por qué es distinto?

Porque las palabras de Jesús incitan a la acción, a que TRATES a los demás como A TÍ te gustaría que te trataran. No es que me quede quieto sin hacer nada para que nadie me haga algo a mí. Yo tengo que hacer cosas por el prójimo, pensando en que así me gustaría que me trataran a mi. Como quiero que me traten bien, yo trato bien a los demás. Como quiero que me hagan cosas buenas por la vida, yo ayudo a los demás por la vida. Esa es la verdadera regla de oro.

El tiempo pasa: todos seremos viejos algún día. Y si tengo problemas para leer un precio, o para pesar el pan, esperaré que alguien me ayude. Pero la gracia está en que no ayudemos a los demás sólo por interés, esperando que nos ayuden a nosotros cuando pidamos ayuda. Las acciones que hagamos por el prójimo deben ser motivados por un amor genuino. Si la gente tan sólo aplicara estas palabras de Jesús... créanme: la mayoría de los problemas de la humanidad se acabarían.

Hagan la prueba: apliquen esta regla de oro, y verán que se siente muy bien hacer el bien a los demás, y entonces, encontrarán la verdadera felicidad. Hasta un siguiente artículo.

lunes, 3 de septiembre de 2018

312. Vergüenza

 

Debo reconocer algo: la tierra es un bello planeta. Gracias a mi padre pude conocer buena parte de Chile y del vecino país de Argentina (algunos lugares los han visto en la sección Viajando con Panchito). Y ahora, estando casado, he querido imitar a mi padre, saliendo de vacaciones a lugares hermosos junto a mi esposa. Realmente, la creación es hermosa.

sábado, 25 de agosto de 2018

311. Donde Panchito en Wikipedia

A lo largo de los más de doce años en que este lugar ha estado abierto, he publicado muchísimos artículos. De hecho, este es el número 311. Y mi blog ha sido citado en más de alguna ocasión en otros sitios web o blogs que contienen información que yo ya he tocado acá. Sin embargo, hace un tiempo me fijé que no solamente algunos blogs y sitios web me habían citado, sino que alguien se tomó el tiempo de incluirme en un grande como lo es Wikipedia.

Windows Live Messenger

Como seguramente recordarán, en diciembre del año pasado, en la temporada 12, les contaba de la resurrección de Windows Live Messenger, el clásico y veterano sistema de mensajería mediante los computadores que eran la moda en los años 2000. ¿Se acuerdan que hasta un vídeo hice? Pues bien, tiempo después, en abril de este año, estaba leyendo diferentes artículos en Wikipedia, hasta que entré al tema Windows Live Messenger, donde se daba a conocer la historia de este producto de Microsoft.

Hasta ahí, todo normal. Pero, en eso, al llegar casi al final del artículo, noto que había un párrafo nuevo, que es el que sigue:

Este es el párrafo nuevo
Este párrafo no estaba la última vez que había leído el artículo, que había sido para cuando hice el vídeo del Messenger en diciembre. El párrafo en cuestión tenía una cita (16), y al buscar la referencia... ¡Wow! ¡Tamaña sorpresa! 

¡Wow! Estoy citado en Wikipedia :D


¡Está citado mi blog! El mismo artículo que creé en diciembre, está a disposición de quien lo desee leer desde Wikipedia. No sé por qué me sentí tan feliz. Es como si alguien, al leer mi blog, se hubiera dado cuenta que lo que escribí vale la pena ser leído por otros, y lo puso como referencia. ¿Qué les parece?

Eso quería comentarles solamente. Me hace sentir bien ver que, por lo menos a una persona, le gustó tanto mi artículo que decidió usarlo como referencia en Wikipedia. Creo que eso habla bien de la calidad de mis artículos. No es por creerme, pero muchos me han dicho eso. ¡Saludos y hasta un siguiente artículo! ^^

lunes, 20 de agosto de 2018

310. Experiencias de un simple cajero, parte 13

Una de mis primeras fotos de cajero (2011)

Cuando se trata de trabajos con contacto directo con clientes, las cosas algunas veces no salen como uno espera. Pueden ocurrir cosas que te arruinan el día, o que te lo alegran. Así es la vida de quien trabaja en el comercio, como es en mi caso. Hace un tiempo les había comentado que trabajaba como repartidor en una cadena de pizzerías. Sin embargo, me cambié de empleo por uno mejor, con horario flexible. Sigo siendo cajero y repartidor, por lo que continuaré teniendo experiencias para relatarles. 

Por lo pronto, aquí les dejo dos situaciones que me sucedieron tiempo atrás. Recuerden: nunca es fácil tratar con clientes. Eso denlo por hecho.

La impresora atascada


Una clienta llega a mi caja y, luego de cancelar sus productos, le indico al computador que me imprima la boleta. Pero ésta no reacciona. Luego de algunos segundos insistiendo en que la imprima, el computador manda la orden a la impresora, pero ésta se atasca y sólo imprime una porción de la boleta.

"Disculpe. La boleta se quedó atascada. ¿La necesita?" le pregunté amablemente. La mayoría de la gente ni siquiera espera la boleta; o si la reciben, la botan en el basurero o, peor aún, en el suelo. Pero justo esta clienta quería la boleta. "Sí", me respondió, ofuscada porque ya llevaba interminables sesenta segundos esperando su boleta. Ya le había entregado el vuelto, por lo que le dije: "Como le dije, la boleta está atascada y no logro sacarla".

La impresionante respuesta de la clienta me deja perplejo: "Ese no es mi problema. Yo quiero mi boleta, porque la ley me ampara. Tení que entregármela sino te vai a quedar con el impuesto". La miro, ya algo molesto, porque insinuó que soy un hurtador, y le dije: "El computador ya mandó lar orden de impresión a la impresora fiscal, por lo que la venta está cerrada. El Servicio de Impuestos Internos no tendrá dudas de que la venta se hizo, con su correspondiente 19% de impuesto. Lo sé porque la impresora algo alcanzó a imprimir antes de atascarse y la caja me permite hacer otra venta, cosa que no me dejaría si no hubiera cerrado su venta".

La señora se dio media vuelta y se fue. Así pude continuar con la fila, que ya era algo larga luego de la espera por la impresora atascada. Lo gracioso es que, cuando atendí al siguiente cliente, salió el resto de la boleta de la señora y luego salió el del cliente que estaba atendiendo. :P
 Aquí va la descripción personalizada de la entrada que queremos mostrar y que sólo se verá en la portada del blog. Puedes repetir un fragmento de la entrada o agregar una descripción completamente nueva; ésta sólo será visible cuando la entrada esté resumida, una vez que el lector ingrese a la entrada esta descripción no se visualizará.

Una señora honrada


Unos días después de la experiencia recién contada, una clienta pasó al local a comprar algunas cosas. Cuando le indico el total a pagar, y luego de revisar su chauchero, me dice: "Me faltan $100, así que sáqueme la bebida". Yo le respondí: "No se preocupe. Por $100 no me haré más pobre". Así que le corté la boleta y yo puse los $100 que faltaban. La señora, muy agradecida, se fue con sus productos.

Al otro día, el turno estaba flojo. No andaba nadie así que aprovechaba de conversar con mis compañeros. En eso, uno de ellos me dice: "Pancho, hay alguien en la caja". Al voltearme, veo a la misma señora del día anterior y me dice: "Aquí tiene sus $100. Muchísimas gracias". Luego de eso se fue.

A pesar de que algunas veces recibo malos tratos, quejas y hasta insultos, hay otras veces que me tratan bien, me felicitan y suceden cosas como la señora de los $100. Por cosas como estas amo mi oficio. Ser cajero no es fácil: pero es entretenido y, a la larga, son muchas más las cosas lindas y chistosas que suceden, que las que te hacen enojarte. Cuando uno disfruta su trabajo, y más encima éste es compatible con tu vida fuera de lo laboral, uno realmente puede ser feliz. Y yo sí que lo soy.

No se pierdan una nueva entrega de esta sección, una de mis favoritas, que publicaré más adelante. Gracias por leerme y seguir visitando Donde Panchito.

viernes, 17 de agosto de 2018

309. Series de televisión 17: Heidi

 

Hoy en nuestra sección Series de televisión quiero que retrocedamos mucho en el tiempo, a una serie infantil que todos conocen y que, sin lugar a dudas, ha marcado a varias generaciones, incluyendo la mía. Es la tierna historia de una niña huérfana, que debe ir a vivir a las montañas con su abuelo, donde ocurre la mayor parte de la historia. Lástima que este tipo de dibujos ya no existan. Qué bueno que podemos disfrutarlos aun por internet. Con ustedes: Heidi.

Abuelito, dime tú

Portada de Heidi
La serie Heidi (el nombre original de Heidi es Adelaida) es una adaptación de la novela homónima, de la escritoria suiza Johanna Spiry. Heidi fue escrito nada más ni nada menos que en el año 1880 (sí, es muy antigua). Y la serie se basa tanto en esta novela, como en su continuación, De nuevo Heidi, publicado en 1881. Heidi hizo muy famosa a su escritora y, de hecho, es una de las más famosas de su natal Suiza. A partir de 1885, las ediciones de Heidi unificaron ambas novelas y quedó como un solo escrito.

El anime, Heidi (アルプスの少女ハイジ, literalmente Heidi, la niña de los Alpes), fue estrenada en 1974, pero recién se pudo apreciar en latinoamérica en 1978. Personalmente lo vi en el Canal Regional de Concepción entre los años 1996 y 1998. Y no puedo dejar de recordar mi infancia cuando, de vez en cuando, lo veo por youtube. La historia es muy linda (puedes leer el resumen en Wikipedia), aunque te recomiendo que veas la serie completa de 52 capítulos.

Les dejo el vídeo con la introducción del anime, un clásico de clásicos: "Abuelito, dime tú". ¡Gracias por leerme! Hasta un siguiente artículo.