Uno de los profesores más conocidos y queridos |
¿Te has puesto a pensar cuánto de su tiempo invierten los profesores con tal de enseñarnos las cosas elementales del saber? La mayoría de nosotros fuimos enseñados por varios de ellos durante largos años, aguantando nuestras bromas, nuestras tallas y nuestra flojera, con tal de que fuéramos hombres y mujeres de bien. Casi todos sabemos que no es fácil ser profesor, ya que no solamente ganan poco, sino que son sometidos a muchas horas de trabajo, no solamente en la sala de clases, sino en sus casas revisando pruebas y trabajos, y preparando las clases.
A eso, hay que sumarle que los alumnos cada vez se ponen más insolentes con ellos. Los tratan como quieren, los insultan y los agreden, incluso físicamente. Aun así, es loable como cientos de profesores se esmeran por hacer bien su trabajo, aunque no siempre sea agradecido. Hablemos claro: los profesores son un pilar importantísimo en la sociedad.
Yo recuerdo con mucho cariño a mis profesores. Sin ir más lejos, el propósito de mi blog en un principio era mantener el contacto con los de la enseñanza media. Hubo dos artículos que escribí en honor de esos profesores que se esforzaron por enseñarme durante 4 años en el colegio donde estudié (puedes revisar los artículos al respecto: Son el 003 y el 004). Por circunstancias de la vida, este objetivo no se cumplió. Pero eso demuestra que un profesor, si hace bien su trabajo, será recordado por siempre por sus alumnos.
En general, durante los 13 años de educación que recibí, tuve muy buenos profesores. En realidad, nadie puede negar que los profesores cumplen un rol fundamental en el crecimiento de nuestra sociedad. Lamentablemente, esto no es reconocido por la inmensa mayoría. O, por lo menos, no lo demuestran.
Yo tengo cierta autoridad para hablar del tema. Mi padre es profesor. Lleva más de 40 años haciendo clases a jóvenes universitarios y secundarios. Yo he visto con mis propios ojos cómo mi padre literalmente se ha sacado la mugre con tal de desarrollar sus clases y llevarnos el pan a la mesa. Nunca, pero nunca olvidaré todo ese sacrificio, no solamente por su familia, sino por sus alumnos, aun cuando ellos algunas veces sean totalmente indiferentes o malagradecidos. Muchas veces mi padre llegaba furioso a casa porque sus alumnos lo sacaban de sus casillas. Él puede comprender ciento por ciento cómo la sociedad ha cambiado durante sus años como docente. A principios de los 70, los alumnos eran muy respetuosos con sus profesores. Éstos tenían cierta autoridad, y eran respetados por el rol que cumplen.
En pleno 2017, mi padre lo único que quiere es jubilarse y dejar de lidiar con mocosos que lo tratan irrespetuosamente. No se les puede decir nada, porque los alumnos tienen derechos y bla bla bla.
Pero, ¿saben? Nosotros, sí, todos nosotros no seríamos NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, sin la labor de los profesores. Muchos, abnegados, consideran a sus alumnos como si fueran sus propios hijos. Profesores que recorren kilómetros a campo abierto para llegar a una escuela rural a realizar clases para 1 ó 2 alumnos. Les pagan poco, se sacan la mugre por tener el material para las clases, usando su tiempo libre que deberían dedicar a sus familias...
Eso, señores, se llama amor por el trabajo. Eso se llama amor por sus alumnos. Eso se llama altruismo.
En general, durante los 13 años de educación que recibí, tuve muy buenos profesores. En realidad, nadie puede negar que los profesores cumplen un rol fundamental en el crecimiento de nuestra sociedad. Lamentablemente, esto no es reconocido por la inmensa mayoría. O, por lo menos, no lo demuestran.
Mi colegio durante la enseñanza media (hace 10 años ya) |
Yo tengo cierta autoridad para hablar del tema. Mi padre es profesor. Lleva más de 40 años haciendo clases a jóvenes universitarios y secundarios. Yo he visto con mis propios ojos cómo mi padre literalmente se ha sacado la mugre con tal de desarrollar sus clases y llevarnos el pan a la mesa. Nunca, pero nunca olvidaré todo ese sacrificio, no solamente por su familia, sino por sus alumnos, aun cuando ellos algunas veces sean totalmente indiferentes o malagradecidos. Muchas veces mi padre llegaba furioso a casa porque sus alumnos lo sacaban de sus casillas. Él puede comprender ciento por ciento cómo la sociedad ha cambiado durante sus años como docente. A principios de los 70, los alumnos eran muy respetuosos con sus profesores. Éstos tenían cierta autoridad, y eran respetados por el rol que cumplen.
En pleno 2017, mi padre lo único que quiere es jubilarse y dejar de lidiar con mocosos que lo tratan irrespetuosamente. No se les puede decir nada, porque los alumnos tienen derechos y bla bla bla.
Pero, ¿saben? Nosotros, sí, todos nosotros no seríamos NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, sin la labor de los profesores. Muchos, abnegados, consideran a sus alumnos como si fueran sus propios hijos. Profesores que recorren kilómetros a campo abierto para llegar a una escuela rural a realizar clases para 1 ó 2 alumnos. Les pagan poco, se sacan la mugre por tener el material para las clases, usando su tiempo libre que deberían dedicar a sus familias...
Eso, señores, se llama amor por el trabajo. Eso se llama amor por sus alumnos. Eso se llama altruismo.
Mi profesor de Biología el año 2005 |
¿Cómo no hacerle un homenaje a mis profes? ¿A los profesores que me aguantaron, que te aguantaron, y que aguantan a tus hijos? Que se esmeran por inculcarles buenos valores. Que se esfuerzan al máximo por convertir a aquellos jovencitos en hombres y mujeres de bien. Siento, pienso y creo que no se le ha tomado el peso al valor del profesor en la sociedad donde estamos insertos. Y, aunque yo poco puedo hacer, quiero agradecer a todos los profesores que construyeron a este joven de 27 años, Francisco. A todos, desde la tía Lidia y la tía Alejandra, mis tías de Kinder, hasta mis profesores de la enseñanza media. Pero, por sobre todo, al mejor maestro para mí: mi papá. El mejor profesor del mundo, y que me mostró que cuando uno ama su trabajo, hace de todo para contagiar ese amor a sus alumnos.
Sí: este artículo es para el maestro. Al maestro, con cariño.
Sí: este artículo es para el maestro. Al maestro, con cariño.
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