439. Corazonada

Escucha este artículo (3:23 min)

Hace unos días tuve que irme en micro al trabajo. No acostumbro a hacerlo puesto que, o ando en mi vehículo particular, o utilizo la camioneta de la empresa. Pero, en esta ocasión, mi novia tenía mi auto y no tenía ninguna camioneta de la empresa disponible, así que no tuve más remedio que tomar una micro. Me gusta viajar así: es entretenido y puedo ir viendo el paisaje por la ventana.

438. Episodio 53 del "Podcast Donde Panchito"

¡Por fin! Después de varios meses, se estrena un nuevo episodio del "Podcast Donde Panchito". Eve y yo nos dedicamos a contarles sobre nuevas secciones en el podcast. Además, tenemos intenciones de retomar los vídeos de chistes y reels cortos para nuestro canal de YouTube "Donde Panchito TV".

437. En búsqueda de la felicidad

La felicidad... ese anhelo universal y etéreo que todos, absolutamente todos persiguen, ha sido objeto de reflexión y debate a lo largo de la historia. Desde filósofos antiguos hasta psicólogos contemporáneos, todos han intentado desentrañar el misterio detrás de esta emoción tan preciada. Pero ¿qué es realmente la felicidad? ¿Cómo se alcanza? ¿Es un destino o un camino?

Para muchos, la felicidad se presenta como una constante búsqueda, un objetivo que perseguimos incansablemente. Pero ¿qué sucede cuando la felicidad se convierte en una meta inalcanzable, como perseguir una ilusión escurridiza? Quizás uno de los problemas radica en la concepción errónea de la felicidad como un estado permanente de euforia o plenitud constante. Esto es un error, puesto que la felicidad no una emoción constante, sino más bien una amalgama de momentos placenteros, satisfacción personal y un sentido de bienestar que experimentamos a lo largo de nuestras vidas.

La cultura moderna a menudo asocia la felicidad con logros materiales y éxito externo, como el dinero, la fama o la posición social. Si bien estos factores pueden contribuir a una cierta forma de bienestar, no garantizan una felicidad genuina y duradera. De hecho, no la garantizan para nada. La felicidad va ligada más fuertemente con relaciones interpersonales satisfactorias, conexiones sociales significativas, una sensación de propósito en la vida, y el satisfacer la necesidad innata del ser humano de algo espiritual, como la relación con Dios y ser amigo de él.

En la era de la tecnología y la conectividad constante, nuestra atención se dispersa en innumerables direcciones, lo que puede dificultar nuestra capacidad para saborear el momento presente. La ansiedad sobre el futuro y los remordimientos sobre el pasado a menudo nos alejan de experimentar la plenitud en el aquí y ahora. La práctica de la atención plena y la gratitud puede ser un antídoto poderoso para esta desconexión. Al cultivar la capacidad de estar completamente presentes y apreciar lo que tenemos, nos permitimos experimentar la felicidad en momentos aparentemente insignificantes.

La felicidad también está intrínsecamente ligada a la autenticidad. A menudo, nos dejamos llevar por las expectativas y presiones sociales, ignorando nuestras verdaderas pasiones y valores en el proceso. Aceptar quiénes somos y abrazar nuestras imperfecciones nos ayuda a liberarnos de las cadenas autoimpuestas y a construir una vida más significativa y plena.

Además, la felicidad no es solo un asunto individual; también tiene una dimensión colectiva. Nuestras conexiones con otras personas, nuestras contribuciones a la sociedad y la sensación de comunidad pueden nutrir y enriquecer nuestra felicidad. La empatía, la amabilidad y el apoyo mutuo crean un entorno propicio para la felicidad tanto en nosotros como en quienes nos rodean. Es imposible ser realmente feliz si quienes están a nuestro alrededor no lo son. La felicidad es contagiosa, al igual que la tristeza o el desánimo.

La búsqueda de la felicidad es un viaje complejo, pero no es esquiva, ni mucho menos. Hay quien diga que no hay una fórmula mágica o un atajo para alcanzarla, pero lo cierto es que existe una receta que, por lo menos para mí, ha dado resultado. Claro que tener relaciones personales con otros y compartir ellos trae cierta clase de felicidad. Es cierto que lo material puede, en cierto modo, hacernos feliz de manera efímera o momentánea. Pero la clave de la verdadera felicidad está en reconocer nuestra necesidad espiritual. Y no solamente eso, sino en satisfacerla: buscar a Dios, hacernos amigos de él y seguir sus consejos. Al fin y al cabo, él nos promete que seremos felices si satisfacemos esta necesidad espiritual que, como dije más arriba, es inherente en los seres humanos (Mateo 5:3). 

Y, otra cosa que nos hará felices es ayudar a los demás. Se ha comprobado que ser generosos con quienes nos rodean nos hace más felices. Eso concuerda perfectamente con lo que Dios espera de nosotros (Hechos 20:35)

Aprendamos a ser conscientes y a apreciar cada momento. Tener la tranquilidad de confiar en Dios para que guíe nuestra vida nos dará la seguridad de que seremos felices… pero felices de verdad.

La felicidad, entonces, podríamos decir que es el camino, pero también el destino de ese camino. Claro, porque podemos ser felices en el camino de la vida disfrutando de las cosas simples, de pasar tiempo con la familia, de tener buenas amistades, o de estrechar lazos con Dios. Pero, a mi juicio, también es el destino: porque Dios quiere que seamos felices para siempre... a ese objetivo apunto yo. Llegará el día en que seré feliz de verdad, sin ninguna clase de problema o dificultad... y llegado ese día, podré decir que mi búsqueda de la felicidad ha concluido, porque la he hallado y será eterna.

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436. La billetera


Varias veces he hablado de que la sociedad en general va de mal en peor, en especial en su aspecto moral. Pareciera ser que conforme va pasando el tiempo lo malo ya no es tan malo, y lo bueno deja de serlo, a vista de muchos. Pero, de vez en cuando, suceden cosas que me hacen pensar que, entre toda la gente que obra mal, hay muchos que actúan de manera honrada. Y, en esta ocasión, no les contaré algo que yo oí, o de una situación que vivió "x" persona. Porque la historia que les relataré me pasó a mí.

Llegué a Concepción luego de un largo día de trabajo. Había viajado más de 800 kilómetros (recuerden que ahora trabajo como transportista. Mis días de cajero han quedado en el olvido). Antes de irme a casa a descansar, mi novia Eve y yo fuimos a un local a comer completos y papas fritas. Charlamos de lo lindo, regaloneamos y nos reímos mucho. La fui a dejar a su casa y yo me fui a la mía.

Al otro día, luego de un descanso reponedor, me levanto para prepararme e ir a trabajar. Tomo desayuno, arreglo mi almuerzo y mi mochila y me voy... o al menos, eso intenté hacer. Claro, porque cuando reviso mi mochila por última vez, me percato que no estaba mi billetera. Desesperado, comencé a buscarla por todos lados. Todos mis documentos los tenía allí, además de unos 70 mil pesos en efectivo. Pero mi búsqueda fue en vano... no la hallaba por ningún sitio.

Comencé a pensar en si se me había quedado el día anterior en el negocio donde habíamos comido Eve y yo. Iba a llamar a mi novia cuando, de pronto, alguien grita "aló" fuera de casa. Mi madre sale a atender.  No puse mucha atención... hasta que mi mamá grita: "Franci, Franci, mira lo que encontró el caballero". Salgo al jardín y veo a un señor, vestido de negro, de unos 40 y tantos años, con mi billetera en la mano.

"La hallé al lado de la camioneta que está frente a su casa. ¿Es suya?", me preguntó aquel señor. Yo, sin dar crédito a lo que veía, le dije que sí, a lo cual me entregó la billetera y se fue, no sin antes agradecerle por tremendo favor que me hizo al hallar mi billetera y devolvérmela. Sin embargo, creí que sólo encontraría mis documentos, sin mi dinero... pero mi sorpresa fue mayor cuando revisé y estaban todos mis documentos y, además, la totalidad del dinero en efectivo. Claro, estaba todo mojado por la lluvia que había caído en la noche. ¿Pero qué más da? Sólo pasé un buen susto.

Entre tanta gente mala... hay quienes son honrados aun

Sí: el caballero perfectamente podría haberse llevado mi billetera con los $70.000. Al fin y al cabo, es plata que a nadie le sobra, y seguramente a él tampoco. ¿Habrá mirado el interior de mi billetera antes de devolverla? ¿O simplemente se limitó a hacer lo que una persona honrada hace: devolver lo que no es suyo? Muchas gracias a aquel caballero que actuó bien, seguramente porque su conciencia le decía que tenía que hacer eso. Y me hace pensar que, entre tanta maldad, aún hay gente buena y honrada que actúa bien frente a situaciones como ésta. Y eso... eso sí es digno de encomio.

435. Viajando con Panchito y Evelyn 18: Lebu


Hoy les traigo una nueva entrega de una sección que ya es todo un clásico en el blog: "Viajando con Panchito". Aunque, a partir de ahora, mi novia Eve también me acompañará recorriendo varios lugares de Chile, y quizá de otros lados (¿por qué no?). Y después de muchos meses, por fin tengo listo el vídeo del viaje que hicimos con mi guapa en enero pasado.

Sí, es cierto que me demoré mucho en editarlo. Pero, comprenderán que tengo otros asuntos que atender, como mi trabajo, por ejemplo. Además, también paso mucho tiempo con mi novia haciendo muchas cosas (entre ellas mantener este lindo lugar). Bueno, pero lo que importa es que ya está listo. Esperamos que les guste este vídeo, en el retorno de las grabaciones de nuestra sección "Viajando con Panchito y Eve". ¡Saludos!

434. Campito


Amo el campo. Me gusta vivir en la ciudad, pero también necesito desconectarme del estrés propio de lo urbano, y estar en paz y tranquilidad en el campo. Claro, puede ser en cualquier lugar fuera de la ciudad, pero, en mi caso, me desconecto yendo al campo de Quilacoya, que queda a unos 50 minutos de donde vivimos Eve y yo.

Pero, en esta ocasión, no quiero hablarles del pueblo propiamente tal (de hecho, eso ya lo hice). Intentaré hablar sobre la conexión que hay entre Quilacoya y yo. Una conexión que, me imagino, casi todo el mundo tiene con algún lugar campestre de la familia, o algún rinconcito donde puede pasar un momento de serenidad. De seguro tú también tienes ese lugar donde eres feliz y viajas constantemente para allá. Para mí, ese lugar es Quilacoya.

Plantaciones en la casa del pueblo

Recuerdo que, desde muy chico, todos los veranos íbamos para allá. Era muy genial. Toda la familia reunida durante un día completo (o algunas veces durante varios días) en la casa del campo, que perteneció a mis tatarabuelos, y se fue traspasando de generación en generación hasta el día de hoy. La casa original (de adobe) ya no está, pero el lugar sigue siendo el mismo. Un gran terreno en el centro del pueblo, donde tenemos varios árboles frutales, además de verduras, varios parrones y una araucaria que, lamentablemente, se secó.

Caminando a la estación de trenes (enero de 2009)

Sentado a la orilla de la estación de trenes (octubre de 2021)

Con mis primos jugábamos e íbamos a pasear a la estación de trenes, que queda no muy lejos de la casa. Comprábamos helados en el negocio del frente, y por las tardes caminábamos hasta los terrenos de mi madre y mis tíos a refrescarnos en el estero Quilacoya. Con un primo jugábamos en un pequeño bosque que teníamos en ese entonces, buscando a unos exploradores que se habían perdido en el cerro de al frente. Se armaban unos buenos asados, o comíamos humitas o pastel de choclo.

Tengo una extraña conexión con la radio. Sí: con la radio. Escuchábamos la radio Biobío, y ahora al escuchar la antigua introducción al "Radiograma", mi mente viaja a aquellos días en el campo.


Mis hermanos tenían una grabadora de audio, y hacían grabaciones caseras con los tíos y los primos. Todos esos recuerdos quedaron en casetes que, ahora, nos repartimos entre mis hermanos y yo. De hecho, más tarde en el tiempo con una grabadora de vídeo hicimos una película casera de acción con mis hermanos y algunos primos (entre ellos Diego, quien ya no está con nosotros). Lamentablemente esos registros se perdieron.

Varias veces éramos tantos los que íbamos que no cabíamos en casa, así que teníamos que acampar en el patio. Sin lugar a dudas, fue una muy linda época del que tengo hermosos recuerdos.

La casa en el campo

Conforme fuimos creciendo, cada uno de nosotros fuimos haciendo nuestras vidas. Pero, para mí, Quilacoya no quedó en el olvido. Y cada cierto tiempo voy para allá, recorro los campos, acaricio los caballos, converso con las vacas (?) o cosecho tomates.

Con mi Eve en medio de las plantaciones del campo

Me pareció ver un lindo caballo

Siempre he tenido la idea de hacerme una casa en el campo. Es que hay una tranquilidad envidiable en ese lugar. Llegar al campo de mi mamá (distante a un kilómetro del pueblo) y sentir la brisa pegar en tu cara, y escuchar el suave movimiento de las hojas de los árboles... no hay mejor sensación de paz. De hecho, cuando viví una traición muy dolorosa hace algún tiempo, me escapé durante una tarde al campo. Solo. Nadie me acompañó. Quise estar solo con Dios y con mis pensamientos... ordenar ideas... aclarar dudas. Y vaya que me sirvió estar en medio de la naturaleza. Da una calma y paz interior difícil de explicar.

La paz que se respira en el campo

Ojalá que algún día esa alocada idea de construir una casa allá e irme a vivir se haga una realidad. Mi novia y su pequeña hija quedaron fascinadas con el lugar. Con esto, no me cabe la menor duda de que Quilacoya es, y seguirá siendo, un lugar muy importante en mi vida. Eso, hasta el día en que yo deje de existir.

¡Saludos para todos!

433. Episodio 52 del Podcast "Donde Panchito"


Actualización 27.10.2024: Este podcast está desactualizado. Ahora tenemos otro llamado "Las aventuras de Panchito y Eve". Los invitamos a escucharlo.

¡Hola! Ya tenemos disponible un nuevo episodio de nuestro podcast "Donde Panchito". En esta ocasión mi novia Eve me hace una pequeña entrevista por motivo de los 17 años de mi blog. Está muy entretenido. De hecho, también me hizo un juego muy divertido. Aquí les dejamos los enlaces a nuestras plataformas de podcast:

432. ¡¡¡Llegó la luz!!!

¡Hola! Soy Eve. Bienvenidos y bienvenidas a mi rinconcito. A esta columna, a estos párrafos que quiero compartir con ustedes 😊.

Aquí donde vivo es un "Tropiconce" ... ¡¡¡Hay días con un temporal de aquellos!!! Y luego sale el sol como si nada.

431. Aniversario 17 de "Donde Panchito"

¡Hola, amigos, queridos lectores de Donde Panchito! Hemos llegado a un nuevo 16 de mayo, fecha en que este blog está de aniversario. Ya son 17 años de existencia desde ese día 16 de mayo de 2006, cuando fui a casa de mi tía y, después de haber trabajado arduamente dos meses antes, ese día di por inaugurado Panchito On Line, el precursor de lo que hoy estás viendo.

Tengo sentimientos encontrado. Me siento feliz por todo lo que Eve y yo hemos logrado en este tiempo, en especial durante estos primeros meses del año 2023. Estamos acercándonos a las 600 mil visitas aquí en este sitio y a los 2000 seguidores en nuestra cuenta de Instagram (¿Aún no nos sigues? ¿Qué esperas para hacerlo?). Nuestro canal de YouTube Donde Panchito TV también ha crecido este año. Y, honestamente, todo esto ha sido gracias a ustedes, nuestros queridos lectores y oyentes. Pero, también, debo dar un especial agradecimiento a mi novia, porque ella me ha ayudado muchísimo a continuar con este proyecto. Ver su entusiasmo para grabar, hacer vídeos y escribir aquí, me tiene muy feliz. Me siento muy privilegiado de tener a alguien como Eve a mi lado.

Pensábamos tener un episodio del podcast listo para esta fecha, pero por nuestras actividades no pudimos hacerlo. Pero se viene aquel episodio, donde hablaremos en extenso sobre estos 17 años de Donde Panchito.

¡Muchas gracias por seguir siendo parte de este lugar! Gracias por leernos, comentarnos, ver nuestros vídeos y escuchar nuestros episodios del podcast. Nos dan el empuje para continuar con este lugar durante muchos años más. ¡Saludos y muchos abrazos para todos ustedes!

430. Vacaciones 2003: Viajando a la isla de Chiloé


¡Sí! ¡Por fin! Después de, literalmente, años intentándolo, hoy doy inicio a la sección de mi blog titulada "Vacaciones". En esta sección relataré todas las vacaciones que he tenido, por lo menos las que recuerdo y que tengo registros de ello. Por cada artículo de esta sección hablaré de una vacación en particular. Una vez que me ponga al día con todas las vacaciones que he tenido, entonces esta sección relatará todas las vacaciones que tendré de aquí en adelante.

Para iniciar la sección "Vacaciones", hoy les relataré mis vacaciones del año 2003. No fueron las primeras que tuve en mi vida, pero sí son las primeras de las que tengo registros escritos de lo que hice en ese viaje a Chiloé, entre los días 17 y 30 de enero de aquel año. Sólo tenía 12 añitos de edad, y acabo de percatarme que, de este viaje, han pasado ya más de 20 años. Me estoy poniendo viejo.

En Valdivia

Nuestra aventura comienza, como ya les dije, el día 17 de enero de 2003, saliendo de Concepción rumbo a nuestra primera parada: Valdivia. Para relatar el viaje, acudiré a un viejo conocido de mi blog: mi querido diario de vida, que ya tiene más de 3200 páginas y que, al día de hoy, aun lo tengo y sigo escribiendo. Ese día paramos en Collipulli a almorzar y, luego de algunas horas de viaje, llegamos a la ciudad citada al principio de este párrafo.

Lo que recuerdo de esos días en Valdivia hasta el día de hoy, fue un genial viaje que hicimos por el día en un catamarán llamado "Reina Sofía", y cuyo recorrido fue muy lindo. Lástima que, en esas vacaciones, no llevamos cámara fotográfica. Sólo llevamos nuestra nueva cámara de vídeo. Creíamos que, con la cámara de vídeo, no necesitaríamos sacar fotos. Eso fue un error, claramente.

El tour, llamado "Tour de los siete ríos", es un hermoso viaje recorriendo distintos ríos y lugares de Valdivia y alrededores. Adjunto el volante que nos entregaron en aquella ocasión, y que guardo con mucho cuidado. En mi diario relato que comí Salmón en ese viaje. Pasamos a Corral, donde vimos una representación muy vívida de un ataque al fuerte de Corral, con trajes de época.


Volante del viaje con la "Reina Sofía".
Especifico que comí salmón ese día XD

Aquel barco, la "Reina Sofía", se hundió años después. Sin embargo, en uno de mis últimos viajes a Valdivia por trabajo, pude verla nuevamente. Al parecer pudieron reflotar el barco y hacerlo trabajar una vez más. 


Con mi familia en el "Reina Sofía", año 2003

Rumbo a Chiloé

El día 22 de enero continuamos nuestro viaje al sur de Chile. Nos despedimos de Valdivia (capital de la antigua provincia del mismo nombre de la región de los Lagos) y llegamos a Osorno. Mi diario relata: "Nosotros íbamos a entrar a Osorno, pero por las tres entradas que tiene Osorno, en las tres se paga peaje. Así que lo vimos desde afuera" (Tomo 1, pág. 14). Eran los inicios de los caminos concesionados en Chile.

En Puerto Montt almorzamos (yo comí Salmón de nuevo) y, luego de recorrer Angelmó, mi padre decide que nos vayamos de inmediato a Chiloé, en vez de alojar en Puerto Montt. A Ancud, al norte de Chiloé, llegamos ese día 22, a las 18:30 hrs.

Recorrimos la isla completa en un sólo día, el 23 de enero. Sí: sé que no es recomendable hacerlo porque Chiloé es como para recorrerlo un par de semanas fácilmente. Pero así lo hicimos nosotros en aquella ocasión. Pasamos por Dalcahue, Curaco de Vélez, Achao, Castro y Quellón. En Castro mis papás me compraron un gorrito de lana, pero al llegar a Quellón ya lo había extraviado XD

En el barco rumbo a Chiloé, en mis vacaciones de 1998

En estas vacaciones se volvió costumbre que yo le fuera ayudando a mi padre en la conducción del auto leyendo las señales de tránsito. Y sí que le sirvió. Nos llovió mucho ese día. De vuelta llegamos de noche a Ancud con un aguacero de proporciones. Mis hermanos quedaban sorprendidos al ver que podía leer los letreros de tránsito con mucha distancia, aunque fuera de noche y estuviera lloviendo. A pesar de los cansador del viaje por la isla, fue un día bien aprovechado.

A Villarrica

Al día siguiente, 24 de enero, tomamos rumbo a norte, hasta Osorno. Alojamos en unas cabañas que quedaban camino a Puyehue. Claro está, estando tan cerca de las termas, ¿cómo no íbamos a ir? Mi diario habla sobre ello, cuando fuimos a las termas el día 25: "Fuimos a Puyehue como a las 12.30 hrs. Pasamos a Entrelagos, pueblo ubicado al lado del lago Puyehue. Al llegar a Aguas Calientes, nos instalamos y recorrimos el parque. [...] Pasada las dos de la tarde nos fuimos a las piscinas y en realidad estaban muy calientes, porque nos tocó un día caluroso" (Tomo 1, pág. 22).

En ese viaje usamos las piscinas al aire libre. Tuvieron que pasar algunos años más para usar las piscinas temperadas bajo techo, que son un poco más caras que las que están a la intemperie.

Frente al Gran Hotel Pucón, vacaciones de 2017

Luego de pasar la noche en Valdivia el día 26, el 27 de enero llegamos a Villarrica: última parada de mis vacaciones de aquel lejano año 2003. Luego de desviarnos a Lanco por un error de nosotros al equivocarnos de camino, llegamos a eso de las 13 horas a Villarrica. Allá recorrimos tanto la ciudad anteriormente mencionada, como su vecina Pucón y, obviamente, el lago Villarrica. Además, fuimos a los ojos del Caburgua, un hermoso lugar que queda cerca de Pucón. También fuimos a Lican Ray, pueblo ubicado a orillas del lago Calafquén, donde nos subimos a un catamarán para recorrer el lago.

Volviendo a Concepción

Finalmente, el día 30 de enero, comenzamos el retorno a Concepción. La noche anterior no pude dormir por un calor sofocante en Villarrica. En mi diario explico una curiosa teoría al respecto (por favor, comprendan que tenía sólo 12 años: era un niño): "Anoche hizo un calor increíble. Calculo unos 20 o 25 grados. Desperté varias veces. Cuando lo hice a las 4 de la mañana, intenté quedarme dormido, pero no pude, porque unos perros molestaban con sus ladridos. Cuando por fin se callaron, comenzó a cantar un gallo. Luego vino la lluvia y me quedé dormido. [...] En el viaje pensaba: 'Si hace calor y los perros ladran, es porque va a haber un temblor. Y si hay un temblor cerca de un volcán, significa que erupcionará'. Tuve pánico, pero nosotros estábamos en Lautaro. No tenía por qué preocuparme" (Tomo 1, pág. 26, 27).

¿Será tan así que cuando hace calor tiembla?

Pasamos a los Saltos del Laja. En mi diario menciono que venía con harto caudal. Cuánto cambió en 20 años, ¿no? Ahora da pena pasar en el verano. Y luego de pasar a los saltos, nos fuimos a casa, llegando a eso de las 9 de la noche.

Saltos del Laja

Este fue un pequeño resumen de aquel lejano viaje. No tengo muchas fotos por la razón que expliqué en este relato, y por eso tuve que poner fotos de otros años para que la lectura fuera más bonita.

Luego de un año, volvimos a salir, el 2004. ¿A dónde fuimos? Se los contaré en un siguiente artículo de la sección "Vacaciones". ¡Muchas gracias por leernos!


Qué genial es viajar. ¿A dónde habré ido al año siguiente?