166. 2da versión de "Una semana sin el PC"

El 2009 logré el desafío "Una semana si el PC". Casi 3 años después, en otras circunstancias y con un notebook para mí solito, ¿podré lograr la hazaña nuevamente? .
Yo en mi antiguo Notebook escribiendo un artículo

Aquí va la descripción personalizada de la entrada que queremos mostrar y que sólo se verá en la portada del blog. Puedes repetir un fragmento de la entrada o agregar una descripción completamente nueva; ésta sólo será visible cuando la entrada esté resumida, una vez que el lector ingrese a la entrada esta descripción no se visualizará. Hace casi dos años logré hacer algo que nunca pensé que podría realizar. Estuve una semana completa sin ocupar ni un mísero segundo alguno de los dos computadores que habían en la casa. Me costó mucho, especialmente porque estoy acostumbrado a usarlo. En mi casa hay un computador desde el año 1998, año en que mi papá compró uno para que mi hermano mayor Cristián pudiera realizar sus trabajos para la Universidad.

Para el año 2009, ocupar el computador ya era un vicio. Me lo pasaba hasta altas horas de la noche chateando por el MSN, mandando correos, navegando por la web interminablemente, o jugando con las clásicas consolas Nintendo con sus emuladores y roms. En esas circunstancias, decidí probar si podía estar una semana sin ocupar el computador. La fecha fue, del 19 al 25 de julio de 2009, una fecha un tanto complicada, puesto que era pleno invierno y pocas opciones habían de poder salir a distraerme.

¿Cómo me fue? En el artículo 086, titulado "Una semana sin el computador... ¡Qué desafío!", comento con detalles lo que ocurrió durante aquella semana. Fue complicado: debo reconocerlo, pero logré salir adelante y ni siquiera presioné el botón de encendido del computador, ni del notebook, durante 7 días. Me sentí satisfecho y realizado: había logrado la meta.

Sin embargo, hasta la fecha, volví al vicio. Hay días que me quedo hasta las 2 de la mañana navegando sin sentido, y con la consecuencia de dormir poco y andar como pavo al día siguiente. Por eso, entre otras cosas, he decidido realizar la segunda versión de "Una semana sin el PC", en el cual intentaré nuevamente estar 7 días sin poder ocupar el computador.

Sacando cálculos sencillos, tendré que estar...
  • 7 días, o...
  • 168 horas, o...
  • 10080 minutos, o...
  • 604800 segundos sin ocupar algún computador.
Y pienso que esta segunda versión va a ser más complicada. ¿Por qué? Pues porque gracias a mi trabajo ahora tengo mi propio notebook. La vez anterior, si bien es cierto ya había un computador personal, éste era de la familia, y lo ocupaban mis hermanos. Ahora ellos ya no están, y mi notebook es para mí solito. La tentación será más fuerte. Además, aún tenemos el computador hogareño que, aunque sea viejito, aun puede tentarme en algo, con su escáner para fotos que puede ser un dolor de cabeza.

Pero tengo algunas ventajas. Ahora predico más horas en el día que la ves pasada. Además, es marzo, con buen clima, que podría utilizar andando en bicicleta o yendo al centro. Por último, ahora estoy trabajando, por lo que me consumirá 20 horas en esa semana. ¿Qué mejor?

Estoy optimista: ya quiero que comience este nuevo desafío. ¿Cuándo es? Es del lunes 19 al domingo 25 de marzo, ambas fechas inclusive. Tú también puedes apoyarme en esta causa, inscribiendo tu nombre en el evento que he creado en Facebook "2da versión 'Una semana sin el PC'". No es necesario que estés una semana sin ocupar el computador para inscribirte; puedes apoyarme moralmente.

De más está decir que, durante esa semana, Donde Panchito no tendrá actualizaciones ni en su blog, ni en su página de Facebook. Saludos y espero su apoyo :D

165. No te metas con Panchito

Antes de comenzar este artículo, quiero hacer un pequeño homenaje a quienes resistimos con coraje y valentía el caos desatado por el devastador terremoto 8.8 grados del pasado 27 de febrero de 2010, hace exactamente dos años. Por los que vivimos esos momentos difíciles donde pudimos salir adelante y, por sobre todo, por quienes perdieron sus vidas esa fatídica noche. :(

En el momento indicado :)



No te metas conmigo

Quienes me conocen sabrán que a lo largo de mis 22 años de vida he pasado por muchísimas experiencias. Ahora especialmente que trabajo como cajero. Sin embargo, en otros ámbitos de la vida he tenido algunas vivencias graciosas y chistosas que merecen estar en mi blog.

No sé qué onda conmigo, pero siempre me suceden bufonadas en cualquier parte. Basta con recordar las innumerables aventuras como cajero, o las experiencias con los choferes. Sin embargo, las siguientes dos situaciones que les comentaré son un tanto extrañas, porque fueron en distintas ocasiones en distintas circunstancias, pero ambas terminaron de la misma forma. Quizás al leerlas te des cuenta que ya las he contado de manera verbal con mis amigos si es que eres mi amigo poh, porque si no lo eres obviamente nunca lo habrás escuchado, pero ahora tendrás la oportunidad de escucharlo... bueno, tampoco lo escucharás, porque ahora lo leerás, a menos que ahora lo leas cuando por fin tenga listo el archivo en mp3 que pretendo subir algún día a mi blog con los artículos leídos por mí, pero ahora estarán aquí en mi blog. 

¿Y el título? Suena intimidante, ¿no? No te metas conmigo... pues, no te asustes. No te diré nada por ahora, pero creo que al leer ambas experiencias entenderás por qué deberás pensarlo más de dos veces antes de meterte conmigo. Ponte cómodo.

"Dele el boleto y déjelo pasar"

Una micro de las "Coronel - Lota" (la foto es referencial)

Hace aproximadamente un año fui a ver a unos amigos a su casa, pasado San Pedro de la Paz, a unos 13 km. al sur de Concepción. El problema para poder llegar allá es que no me sirve ninguna de las 39 líneas licitadas que circulan por la ciudad, sino que debía tomar una de las famosas Coronel-Lota, que no tienen muy buena reputación que digamos. En los inicios de mi blog les conté de un accidente que tuvo una compañera de mi hermano mayor al caerse de una de estas micros.

En fin, era la hora de venirme de casa de mis amigos y María José, una de mis amigas, que la considero como mi hermana, me fue a dejar al paradero, en medio de la ruta 160. Eran como las 7:00 de la tarde. Ella, antes de llegar al paradero, me había indicado que debía tener cuidado al pagar, puesto que la tarifa oficial desde su población a Concepción era de $400, y los choferes cobraban $500 y no daban boleto*.

Consciente de eso, se me cruzó por la idea la remota idea de que, quizás, iba a tener una pequeña peleílla con el chofer. "Pero ¿Cómo voy a ser tan quemado que justo justo justo me va a tocar un chofer que me cobre de más?", pensé. Así que, con quina en mano, subí a una micro que estaba detenida en el paradero si vienes de otro lado (no sé, de Burundi, Islas Marshall, Fiji o de Samoa Occidental), te explico que quina es una jerga que representa una moneda de $500.

Quina :D

Al subir, le pago al chofer, esperando mis $100 de vuelto. El chofer me dice: "Pase no más joven". Debo reconocer que el chofer era muy amable, pero eso poco le duró al indicarle que debía darme vuelto. "¿Perdón? Si el pasaje vale $500, así que pasa". En eso, miro hacia arriba del chofer, y justo había una hoja pegada con las tarifas, y da la casualidad que, entre la población donde tomé la micro, y Concepción, el pasaje estaba a $400. Se lo indiqué al chofer y éste me dijo: "Ese papel no vale". "¿Y por qué no lo saca entonces?", repliqué. El chofer se paró, listo para echarme de la micro, cuando una voz (una bendita voz) desde el fondo del bus, dice: "Dele el boleto y déjelo pasar".

Los dos nos miramos - fue súper chistoso -, y lentamente miramos hacia atrás. ¿Y qué creen? Un carabinero de servicio repitió: "Dele el boleto al joven, y los $100 que le corresponde a su vuelto, y déjelo pasar". Increíblemente, el chofer me soltó, me dio el boleto y me dejó pasar. Ni tonto ni perezoso, me senté junto al carabinero y le agradecí su gesto.

"Me quedé observando detrás de un árbol"

Curiosamente, al querer bajarme, casi al final del recorrido del bus, para que valieran lo máximo posible los $400, el carabinero también se disponía a bajarse también. Toqué el timbre para bajarme en el terminal de buses urbanos, pero el chofer hizo caso omiso y siguió su recorrido. El carabinero dice: "Ah, no. Esto es suficiente" y, gritándole al chofer, lo increpa: "¡¡¡Detenga el vehículo ahora mismo!!!". El bus se detiene, y yo me bajo, pero al mirar atrás veo que el carabinero no se baja, sino que se dirige al chofer y le dice: "Sus documentos". Me quedé observando detrás de un árbol y... ¡Zas! Tenía la licencia vencida y la revisión técnica en las mismas condiciones. Le sacó el medio parte... y eso podría haberlo evitado sin tan sólo me hubiera dado mi boleto y mi vuelto, y si me hubiera abierto la puerta donde yo quería bajarme.

Moraleja: No te metas con Panchito :P

"¿¿Lo vio?? ¿¿Lo vio, señor carabinero?"

Un paso cebra, con su correspondiente línea de detención

Un día fui al centro de Concepción a hacer algunos trámites para el trabajo. En eso andaba cuando, al llegar a la esquina de San Martín con Aníbal Pinto, me percato que el semáforo estaba en verde a mi favor. Apenas comienzo a cruzar, un vehículo que venía a toda prisa se detiene violentamente frente a mí, bloqueando el paso cebra y, por cierto, casi atropellándome. Sin dejarle pasar su atrevida maniobra, le levanto los brazos en señal de descontento. El tipo (discúlpenme, es que era un tipo, no tengo otra forma de tratarlo) abre la ventana y le manda saludos a toda mi familia, diciendo que él tenía derecho a dejar su auto donde quería. "¿Ah sí? Mmmm...", pensé.

Al cruzar por frente al auto de ese señor (que recuerdo perfectamente que era un joven, con bigote), le toqué con delicadeza el capó de su lindo auto azul patente de 4 letras. Eso lo enfureció. Primero hizo avanzar el auto un poco hacia adelante, dándome un topón. El semáforo aún estaba en verde a mi favor. Y no conforme con eso, el tipo ya estaba bajando del auto. En eso... mi salvación estaba en la esquina opuesta.

"¡¡Carabineros!! ¿¿Lo vio?? ¿¿Lo vio, señor carabinero??", grité hacia una pareja de carabineros que esperaban cruzar hacia el otro lado. "Sí hijo - me respondió uno -, no es necesario que nos expliques nada". Dicho eso, se acercaron al tipo, que apresuradamente subió a su auto. Pero no le sirvió de nada... igual le sacaron su parte por detener su auto encima de un paso cebra y no respetar, ni el semáforo, ni la línea de detención. Todo eso lo hubiera evitado si tan sólo me hubiera dejado cruzar en paz aquella esquina.

Moraleja: No te metas con Panchito :P

¿Ahora entiendes el título de este artículo? Jejejeje...
_____
*: El boleto que recibimos al subirnos a una micro corresponde al 19% de impuesto que, como todos los ciudadanos de Chile, debemos pagarle al Estado, específicamente al Fisco. Ese dinero se usa para la construcción de carreteras, poblaciones sociales, puentes, escuelas públicas, entre otras cosas. Al no recibir el boleto, ese 19% se lo deja, o el chofer, o el empresario de la línea de buses. Por otro lado, uno se transforma en cómplice de un robo, por lo que yo siempre lo exijo al viajar.

164. Viajando con Panchito 6: La plaza Acevedo.

No hay nada mejor que escribir largamente escuchando la lluvia caer en el techo del cobertizo, acostado tomando una rica y calentita leche con chocolate. Y es que muchos me han dicho que quieren leer cosas nuevas en mi blog. Y me parece curioso, puesto que hasta la fecha he escrito 163 artículos - sin contar este -, por lo que material para leer hay de sobra. Quiero pensar, entonces, que han leído todos mis artículos, y si esa remota idea fuera cierta, me sentiría muy feliz porque, que yo sepa, nadie ha logrado semejante proeza.

En mi visita a la U de Conce... sentimientos encontrados

Volviendo a lo que me dijeron algunos lectores si oh, eso de que querían leer cosas nuevas, ¿ya lo olvidaste? come más pasas, es verdad que de hace algún tiempo no me dedicaba a escribir. Estuve de vacaciones. Sí, Panchito merecía descansar de las agotadoras jornadas de trabajo en el supermercado. Así que me fui hacia la cordillera - bueno, ni tanto tampoco, pero fui hacia el interior -, específicamente a dos ciudades: Yungay y Laja. Sin embargo, como leíste en el título de este artículo, no hablaré de ninguno de esos dos lugares por ahora, puesto que debemos seguir con la continuación del último Viajando con Panchito, cuando recorrimos la Universidad de Concepción. ¿Tienes tu equipaje listo? Buuu pero cómo, ya, apúrate y arma tus maletas pronto que no te voy a esperar tanto Ponte cómodo y sigamos recorriendo algunos lugares del Gran Concepción.



Luego de haber recorrido la Universidad de Concepción, donde yo malgasté un año de mi vida y ahora tengo una deuda de aproximadamente 1,5 millones de pesos, deuda que ni a ti, ni a tu papá, ni a tu abuela y ni a tu perro les interesa, nos dirigimos a la camioneta para movilizarnos hacia la plaza Acevedo. Para poder llegar allí desde la Universidad de Concepción, deberás tomar la Av. Chacabuco, subiendo numéricamente hasta doblar a la izquierda en la Av. Roosevelt, y continuar hasta la intersección con Av. San Juan Bosco, donde deberás doblar a la derecha hasta el cruce con Av. Los Carrera y Av. Collao. A mano derecha encontrarás la Plaza Acevedo. ¿Quedó claro? Parece que como guía turístico me moriría de hambre :P

Llegamos a la citada y bendita plaza y nos estacionamos. Curiosamente en ningún lado - que yo recuerde - se expresaba por medio de algún letrero que debíamos pagar por dejar el vehículo allí. Sin embargo, había un caballero cobrando. En fin, no nos vamos a poner a cuestionar su trabajo. A final, si nos cobró y le pagamos, preferimos quedar de generosos y no de tacaños.

La plaza Acevedo

Luis Acevedo - tomado de link -

Hagamos un poquito de historia, aunque la detestes. La plaza fue construida hace casi 100 años, en 1914. Su nombre se debe al aviador Luis Acevedo, uno de los primeros pilotos chilenos, quien murió al estrellarse con su avión (algunos dicen en el Biobío, otros en lo que actualmente es San Pedro de la Paz) un 13 de abril de 1913.

Actualmente podemos encontrar allí no solamente el famoso parque jurásico, sino también el Museo de Historia Natural, creado en el año 1902. A sus alrededores hay dos regimientos militares, un hospital y un consultorio. La plaza tiene forma triangular, conformada por el perímetro de la calle Maipú y las Avenidas San Juan Bosco e Ignacio Collao. Esta plaza estuvo muy olvidada por mucho tiempo, hasta que hace unos pocos años se hicieron trabajos en ella y ahora es una de las plazas más espectaculares de Concepción.

Pues bien, basta de historia. Vayamos al recorrido. Seré sincero: no tengo ni idea de dinosaurios, y me da flojera estar buscando fotos y haciendo comparaciones para saber qué especies están replicadas en la plaza. Sólo me conformo con explicarles que está lleno de dinosaurios. Incluso hay uno volando en los cielos. Luego de comerme un completo y unos algodones de azúcar, contemplé aquellas imágenes y quedé muy entusiasmado porque nunca había visto algo semejante. Además, es lo más parecido a la película Jurassic Park, aunque en una escala muuuuuuuuuuy reducida, por no decir insignificante.

Galería de fotos

¡¡Qué hallazgo!! Una pisada de dinosaurio :)

Pero mira esa mirada... y esos dientes...

Venga mi cachorro... es hora de su comidita... ¡Eso es!

La foto oficial

Tremenda mole, ¿no?

Que no se le ocurra sentarse porque hará puré de Panchito

Les juro que yo no rompí esos huevitos :S

Es un bonito lugar de Concepción que vale la pena visitar. De hecho, si vienes por la carretera desde Penco, Cabrero, Florida o desde Talcahuano por la Av. Alonso de Rivera, podrás llegar de manera rápida por la rotonda General Bonilla y, metiéndote por Av. San Juan Bosco (donde hay una gran cruz), llegarás a la Plaza, pero deberás dar vueltas por otras calles para llegar y me da una flojera estarte explicando eso así que mejor ándate a otro lado y deja de molestarme, pero no me sé esas calles, pero hay que ser intuitivo.

¿Qué sorpresas nos espera más adelante?

De la plaza Acevedo nos fuimos a casa. Sin embargo, Viajando con Panchito tiene otras sorpresas preparadas. ¿A dónde iremos a parar la próxima ocasión? Quizás ya sea hora de salir de los perímetros de mi querida ciudad y nos vayamos a otro lado. Ñeeee, quedará en suspenso. Gracias por sus comentarios y recuerda que todos serán respondidos. ¡Ah! Aprovecho de agradecer a los 73 seguidores que tiene Donde Panchito en Facebook. ¿Aun no lo sigues? No te desactualices de mi blog y hazte fan haciendo clic aquí. ¡Saludos!

Lo más probable es que para la próxima, "Viajando con Panchito" se vaya hacia la derecha en esta intersección :P (no tomen en cuenta la fecha)

163. Es cuestión de modales...

Tener buenos modales es signo de cultura y educación

¿Te han enseñado modales? A mí desde muy pequeño mis padres me inculcaron lo que son los modales, el ser respetuoso y ser amables con los demás. Sin embargo, en un mundo cada vez más apurado y poco preocupado por el prójimo, pareciera ser que los modales se están quedando en el pasado. ¿Será que en la actualidad están obsoletos?


Un mundo sin modales

 Ceder el asiento es muestra de modales

Entendamos que "los modales son las normas de conducta que, ejecutadas, demuestran que una persona es correcta, educada y refinada, y que se usan para exteriorizar el respeto hacia otras personas" (tomado de Wikipedia). Por lo tanto, el hecho de tener buenos modales reflejan en nosotros una actitud de respeto hacia nuestro prójimo, y así demostramos ser personas correctas y bien enseñadas. Personalmente he visto cómo los modales han caído notablemente en el último tiempo. La gente ya no tiene respeto por nada ni por nadie, siendo unos egocéntricos, es decir, "me preocupo por mí, y el resto no me importa".

Ejemplos hay varios, y no es necesario ir tan lejos para darse cuenta de ello. ¿Qué tal si hablamos de los asientos preferenciales en las micros, ubicados adelante? Sí, ese letrero que dice Cédalo, donde tienen preferencia los minusválidos, embarazadas y tercera edad. Y, aunque no sea los primeros asientos, moralmente los jóvenes deben ceder el asiento a los mayores. Pero eso cada vez se ve menos.

No te hagas el desentendido: cede el asiento

Pero hay cosas más sencillas aún. ¿Pedimos permiso antes de pasar por un lugar lleno de gente, o simplemente chocamos con todos? ¿Pedimos disculpas si empujamos a alguien sin querer? ¿Pedimos las cosas por favor? ¿Cedemos el lugar en la fila a una abuelita o a una persona con movilidad reducida... o a una embarazada? ¿Ayudamos a cruzar la calle a un ciego? En el supermercado donde trabajo, hay una caja preferencial para personas con discapacidad, embarazadas y tercera edad. ¿Es posible que la gente llegue incluso a pelear e insultarse con tal de no ceder el lugar? Es curioso, porque esa misma persona que no cede su lugar a un abuelito, tarde o temprano también será un viejo a menos que la amargura que tiene lo mate antes de viejo, y demás que querrá que le cedan el lugar en la fila para no estar tanto rato esperando.

Las palabras mágicas :D

¿Y qué hay de dar las gracias? Algo tan básico que también está quedando en el olvido. Nadie agradece por nada, y eso sí que es una falta de respeto. Ejemplo: ¿decimos gracias cuando alguien nos hace un favor? ¿Cuando nos ayudan en algo que es difícil de hacer? ¿Damos gracias cuando un empaque nos ayuda con las bolsas en el supermercado? Mi experiencia dice que cada vez se usa menos.

Palabras como por favor, perdón, disculpe, gracias; o acciones como ceder el asiento, ayudar a alguien que viene muy cargado, o acompañar a alguien a cruzar la calle, van quedando obsoletas. E incluso, muchas personas quedan atónitas cuando alguien, especialmente un joven, hace estas cosas.

Un experimento muy curioso

Pero no quiero dedicarme a la palabrería. El 23 de diciembre pasado fui al centro con un amigo, y el centro estaba llenísimo de personas que, supuestamente motivadas por el amor y otras cosas, compraban regalos navideños para los seres queridos. Allí, hice un experimento, experimento que ya había hecho en tercero medio, por allá por el año 2006, y que arrojó resultados negativos. ¿Cuál? Me paré en la esquina de Barros Arana con Aníbal Pinto, una esquina muy transitada por peatones, puesto que allí se cruzan dos paseos peatonales, y comencé a anotar cuántas personas chocaban conmigo. No me iba a mover. Y si alguien me chocaba, quería ver si era capaz de pedirme disculpas por lo menos.

Haciendo el experimento. El de mochila y gorro verde soy yo

Yo otra vez... (sí, el gorro verde es de Luigi Bros :P)

Estuve 10 minutos parado en esa esquina en ambos casos, el 2006 y el 2011, y aquí están los resultados:

2006:
Minutos parado en la esquina: 10
Personas que chocaron conmigo: 12
Personas que me pidieron disculpas: 4
Personas que no me dijeron nada: 7
Personas que se molestaron conmigo: 1

2011:
Minutos parado en la esquina: 10
Personas que chocaron conmigo: 22
Personas que me pidieron disculpas: 6
Personas que no me dijeron nada: 10
Personas que se molestaron conmigo: 6

Los resultados saltan a la vista: la gente en general es mal educada. O por lo menos, justo a mí me tocaron personas mal educadas que ni siquiera se dignaron a pedirme disculpas. De un universo de 34 personas en esos dos años, sólo 10 me pidieron disculpas, y 7 SE MOLESTARON porque seguramente consideraron que yo era un estorbo en su camino. 17 personas no dijeron nada. Lo curioso es que de esas personas que se molestaron y me increparon, una abuelita soltó una palabrota, siendo que por lo general los mayores son más respetuosos.

Seamos más respetuosos

Desubicados

A pesar de que un libro muy antiguo indicó que la gente sería "amantes de sí mismos, sin afecto natural, crueles, aborrecedores de lo bueno", nosotros no debemos ser como la mayoría de la gente que muestran estas características (2 Timoteo 3:1-5). En el experimento citado anteriormente, sí hubo gente respetuosa que, amablemente, me pidió disculpas por pasarme a llevar sin querer. Si realmente somos respetuosos, no tendríamos por qué seguir la corriente de un mundo cada vez menos comprensivo y amable con los demás. ¿Acaso costará tanto pedir las cosas por favor? ¿Tanto dolor de pies nos traerá si cedemos el asiento en la micro y viajamos parados? Si no tenemos plata para darle al empaque, ¿no podríamos decirle un Muchas gracias en señal de agradecimiento? Si vemos a una abuelita que no puede cruzar la calle, ¿acaso se nos vendrá el mundo encima si perdemos 30 segundos y la ayudamos?

De nosotros depende hacer un mundo un poco más amable. Quizás no recibiremos grandes recompensas en dinero o en cosas de valor al ser agradecidos, amables, corteses o con buenos modales hacia los demás, pero créanme: cuando le hacemos el bien al prójimo, es un bálsamo para nuestra alma, y eso NO TIENE PRECIO. Vamos... es sólo cuestión de modales.

162. Experiencias de un simple cajero 3

A comprar se ha dicho :D

A pesar de todos los problemas que he tenido al tratar con los clientes, me gusta ser cajero. Y a pesar de que he tenido experiencias desabridas, que por algunos instantes me han hecho pensar en abandonar este oficio, hay otras experiencias y otros sucesos que me hacen feliz y que me empujan a seguir trabajando como cajero. En esta tercera parte sólo tocaré experiencias positivas y curiosas que me ha tocado vivir en estos 18 meses pasando productos por caja.



"Me dio mucho gusto pasar por aquí"

Llevaba aproximadamente unos 5 meses trabajando cuando pasó una abuelita muy simpática junto a una jovencita, que debo suponer que era su nieta. Llevaba un carro llenado a la mitad. La saludé de manera cortés y comencé a pasar los productos. La abuelita me miraba atentamente y, cuando la compra estaba realizada, me dice: "¿Sabe? Primera vez que me atiende un cajero varón ni modo que sea cajero mujer :P, pero se entiende, y me dio mucho gusto pasar por aquí. Te felicito hijo: dejaré un mensajito a tus jefes indicando que eres un buen chico". Mis ojos se iluminaron. Le agradecí a la señora por su amabilidad y claro, después leí en el libro de reclamos que me había dejado una notita hablando muy bien de mí. :D

Con gente así, da gusto trabajar. Es verdad que cada uno tiene sus problemas, y por ejemplo, ayer estaba agotadísimo mentalmente atendiendo a la gente, y no con muy buen ánimo. Pero ambas partes, tanto clientes como cajeros, debemos dar lo mejor de nosotros mismos y así la cosa se pone más amena e, incluso, más entretenida.

"A mí tampoco me sirven"

Un grupo de jóvenes fueron al supermercado a comprar cosas para lo que ellos llaman carrete. Pasaron por mi caja con cervezas, vinos y algunas cosas para comer. No me acuerdo cuánto les salió, pero recuerdo que terminaba en 16. Supongamos que les haya costado $5216. Ellos me entregaron todo con sencillo. Entre todo ese sencillo venían 16 monedas de $1. Por mi no había ningún problema. De hecho, esas monedas me sirven para los clientes que me exigen el vuelto exacto. Lo que sí me molestó un poquito fue que, mientras me entregaban los $16, se burlaban de mí, diciendo que no me servirían de nada esas monedas y que me iba a faltar plata en la caja. Yo guardé silencio.

Un peso

Cuando se iban, uno de los chicos se acordó que debían llevar otros productos. Cuando llegaron a mi caja nuevamente, me pagaron, y el vuelto curiosamente fue de $16. Yo, tranquilamente, procedí a devolverles una por una las 16 monedas de $1 que burlescamente me habían dado en la compra anterior. Incrédulos, al ver el vuelto, me dijeron: "A nosotros no nos sirven estas monedas". Los miré y, con una pequeña sonrisa, les respondí: "A mí tampoco, ahí tienen su vuelto. Muchas gracias". Calladitos, se fueron del supermercado.

"Qué honrado es usted"

En mi familia, y en la congregación a la cual asisto, me han enseñado desde niño a ser honrado. La Biblia nos insta a "comportarnos honradamente en todas las cosas" (Hebreos 13:18 TNM). Y algo relacionado con la honradez me pasó en la caja 11. 

Los billetes se pegan con facilidad

Un caballero pasó por mi caja y me pasó un billete de $10.000 de más. Los conté como cinco veces para asegurarme que de verdad me había pasado un billete de más. "Caballero - le dije -, me está pasando un billete de más". El caballero quedó asombrado y me dijo: "Qué honrado es usted". Casualmente, en la fila, estaba mi hermano mayor comprando y dijo: "Es que él es de tal religión"*. Cuando el caballero supo, se puso feliz y dijo: "Ojalá que todos fueran como ustedes de esa religión. El mundo sería distinto".

Fui muy feliz.

Se vienen más experiencias

Para mí es imposible no llevarme bien con mis compañeros de trabajo. Y es que cuando pasas buena parte de la tarde metido en medio de ellos, suceden cosas que quedan grabados entre nosotros y que nos unen como personas. Así como a mí me han pasado tantas experiencias, a mis compañeros/as de trabajo también les ha sucedido lo suyo. Y las tallas que nos tiramos en la sala de arqueo se recuerdan durante meses.

Me encanta mi trabajo. E intento no olvidar todas las vivencias que he tenido en este tiempo para poder escribirlas en mi blog. Así que no te pierdas más de estas historias en los siguientes artículos de la sección "Experiencias de un simple cajero". ¡Saludos!

161. Fútbol

El primer artículo del año 2012. Un nuevo [Inserte título aquí] referente a los noticieros que dan en la televisión chilena. ¿Te has dado cuenta de algo?

¿Se han dado cuenta que en los noticieros a la hora de los deportes por lo general SÓLO HABLAN DE FÚTBOL, como si no existiera ningún otro deporte?












Fail...
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160. Estrena la cara 2012 de Donde Panchito

Estoy muy feliz porque este año 2011 ha sido el regreso triunfal de Donde Panchito, luego de un 2010 espantoso. ¿Qué se viene para el otro año? Averígualo aquí
Así de feliz estoy :D

Seguramente al entrar a mi blog, te habrás dado cuenta de que han habido algunos cambios. ¿Sabes qué? Pareciera ser que sí... de hecho: así lo es. Esta es la nueva cara que tendrá mi blog durante el año 2012, una plantilla más colorida, pero igual de sencilla que sus antecesores. ¿Qué tal?

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Disculpen la calidad de la foto... es que es tarde y me da lata modificarla :D

Me interesa mucho saber tu opinión sobre la nueva plantilla. ¿Te gustó? ¿No fue de tu agrado? Házmelo saber, porque puedo hacerle algunas modificaciones, dejándome un comentario en este artículo. Además, se habilitó una nueva encuesta que es justamente relativa a este nuevo aspecto de Donde Panchito. Puedes dejar tu voto :)

Y para este año 2012, que prontamente se iniciará, se vienen nuevos artículos y secciones para deleite de quienes visitan este pequeño lugar. Sin ustedes, Donde Panchito no tendría sentido. Aprovecho de darles las infinitas gracias a cada uno de los 92.000 visitantes que han llegado aquí desde que creé este lugar, hace ya más de 5 años. Pero, en especial, a mis compañeros de trabajo, mis amigos del barrio y de la congregación a la cual asisto y, por sobre todo, a la fan N°1 de mi blog: Yass, quien desde hace un tiempo hacia acá ha dejado su huella con sus comentarios sí sí, ahora se hace llamar nana, pero es la misma Yass... le encanta que le escriba de forma tachada :D. Muchas gracias a todos.

Así me despido de ustedes, esperando verlos nuevamente dentro de poco en este rinconcillo de internet. ¿Donde? Donde Panchito pues :D

159. ¿Qué son 10 pesos?

Experiencias con choferes tengo muchas. He aquí otra más, pero mientras escribía pensaba que este blog es muy negativo; escribo puros sucesos malos que me pasan, así que ahora escribiré cosas más positivas :D
Diez pesos

Hace mucho tiempo atrás, serán más de 4 años, utilizaba la tarjeta nacional del estudiante, pase para transportarme en micro por la ciudad y pagando solamente la tercera parte de la tarifa adulta. Obviamente, en ese entonces estudiaba en la universidad y por ello tenía pleno derecho a usarlo. Un día fui a clases y, de vuelta, pasé al Mall a hacer algunas compras. Estaba esperando una micro de vuelta a casa cuando, de pronto, aparece al fondo de la autopista una micro de la línea 42, Minibuses Hualpencillo. "Esta me sirve, espero que no venga tan llena", pensé.

158. Las ventajas de no celebrar Navidad

Escucha este artículo (8:45 min)
Navidad, Navidad... todos la celebran... todos la "disfrutan"... ¿Todos? No, todos no. Yo no la celebro. ¿Quieres saber por qué? Pues aquí lo sabrás


Navidad, Navidad, ajetreada Navidad...

Antes de comenzar: respeto a todas las personas que por diferentes circunstancias desean celebrar esta festividad el próximo 25 de diciembre. Pero, así como yo respeto a quienes la celebran, también pido que respeten mi posición de no celebrarla, por las razones que expondré en este artículo. Ahora comienza mi artículo.

Diciembre... se acaba el año. ¡Cómo pasa el tiempo! Siento que este año se ha pasado volando. Y así como el 2011 se fue volando, mucha gente este mes anda, literalmente, volando contra el tiempo, porque se les viene una fecha muy importante. ¿Cuál? La Navidad. El 25 de diciembre se celebra en todo el mundo el nacimiento de Jesús, quien dio su vida por todos nosotros. Pero, si tú eres una de esas personas que vienes leyendo mi blog de hace tiempo, sabrás que por allá por el año 2009 escribí un artículo indicando que no celebraba la Navidad.

157. Experiencias de un simple cajero 2

Mientras siga trabajando como cajero en un supermercado las experiencias nunca faltarán. Entra en este artículo y verás que ser cajero es para pasarlo... ¿bien? :P
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Ya les había comentado que ser un cajero no es tarea fácil. Debemos recordar que ser cajero no solamente implica manejar una caja, pasar productos y dar vuelto. También involucra la atención al cliente y tener mucha, pero mucha paciencia porque, aunque uno quiera tratar bien a los clientes, hay algunos que de verdad sacan de quicio. Pero ¿saben? Aun así, me encanta mi trabajo. Y a pesar de que pareciera ser que me quejo de lo que me pasa en la pega, no es así. Sólo cuento lo que me sucede, que son cosas curiosas y chistosas que de vez en cuando pasan en la caja. ¿Veamos otras experiencias que me han pasado en mi trabajo?

"¿Acaso estái sordo?"


Quizás para ustedes el día 28 de julio de 2010 no signifique mucho. Debió de haber sido un día más de actividades normales... o quizás no. Podría caber la mínima posibilidad de que justo ese día te casaste, o te fuiste de vacaciones, o te pidieron pololeo, o te sacaste un siete en la asignatura más complicada, ¿qué se yo? Lo cierto es que, para mí, ese día fue mi primer día de trabajo como cajero. Estaba muy nervioso y temía que lo hiciera mal.

Llevaba una hora atendiendo en la caja número 13 cuando pasa una tipa (sí, una tipa, no tiene otra calificación) y yo le digo: "Buenos días, ¿boleta o factura?". Y ella me responde balbuseando: "asdjhbd". sí hombre, no leíste mal ni me equivoqué al escribirlo, así respondió ella Yo quedé ¡plop! unos segundos y le pregunté: "¿Cómo?". Y ella, alterada, me responde: "¡¡Boleta, ¿qué acaso estái sordo?!!". Me puse rojo y la cajera que me enseñaba sólo atinó a decirme que pasara los productos no más. Esa fue la bienvenida que me dieron los clientes a mi nuevo trabajo. Genial. ¿no? ¬.¬

"Pase por aquí señora"


En uno de esos días en que me dejaron en la linda caja rápida, habían filas interminables. Yo feliz, porque hasta el momento todos habían respetado el máximo de 10 unidades que permite esa caja. Además, si veía un carro en la fila, le avisaba que era caja rápida y, comprendiendo lo que les decía, se cambiaban de caja.

Sin embargo, no falta el cliente choro que cree que porque compra allí tiene el derecho de hacer lo que se le place en el supermercado. Instaló su carro repleto de productos en la fila de mi caja rápida. Le indiqué que debía cambiarse de fila, a lo cual me respondió muy amablemente: "Voh hu... dedícate a tu pega no más". Lamentablemente, lo que no sabía este individuo es que, si él se creía choro, yo lo soy más :P

Al ver que no se quitaba de la fila, le repetí que se cambiara a otra caja, de lo contrario no lo atendería. Este señor, a punta de groserías, me dijo que no lo haría porque estaba comprando en el supermercado (media novedad, como si no supiera que andaba comprando pos... de veras que uno va al súper a lavar ropa... ufff!!!). Finalmente, llegó con su carro a la caja y comenzó a poner las cosas en la huincha transportadora.

Terminé de atender a la señora que venía inmediatamente antes de él y, luego de darle su vuelto, apoyé mis codos en mi gaveta y lo miré durante algunos segundos. El señor se dio cuenta que lo miraba y me dijo: "¿Qué mirái? Pasa las cosas mejor". "Caballero, buenas tardes - le respondí -. Yo le dije que no lo iba a atender, porque es caja rápida". Él siguió poniendo sus productos como si nada. Entonces se me ocurrió una genial idea. Pensé: "En esta caja el que manda es el cajero, por lo que, si no me hace caso, no lo atiendo. Mejor continúo con la fila y hago como si él no existiera". Le dije a la señora que venía después del caballero que rodeara el carro y pasara su kilito de pan para que lo pagara. "Pase por aquí señora", fue como se lo dije. También le indiqué al resto de la fila, que SÍ respetaba la caja rápida, que rodearan al caballero con su carro por el borde, y los atendería.

Todo iba muy bien. De pronto el caballero se dio cuenta que estaba haciendo el soberano ridículo. Se despailó y, por fin, razonó que estaba equivocado. Así que, de mala gana, agarró sus productos y se cambió de fila. Pero esto no termina aquí.

Al llegar a la caja de al lado, comenzó a hablar pestes de mí, porque según él, lo discriminé. Intentó subirme y bajarme con palabrotas, pero justo estaba una supervisora que era más chora que él y, luego de decirle unas cuantas cosas, con respeto, el caballero calladito compró y se fue.

Ahhhhh... ¡¡Me encanta la caja rápida!! Soy el dueño absoluto de la caja... :D

"Deberían capacitar a las empaques"


Un problema que siempre ocurre donde trabajo, aparte de la falta de sencillo, es la falta de bolsas. Cuando la gente compra, por lo general piden bolsas dobles porque argumentan que necesitan las bolsas para el basurero del baño viajan mucho en micro y se pueden romper en el camino. Entonces, las bolsas duran menos que estornudo de gato... aunque recuerdo que una vez un joven le puso bolsas dobles a un sobrecito de queso rallado... ¡Cuek!

Pues ese día las bolsas escaseaban, y mi empaque estaba haciendo malabares para poder empacar las cosas de los clientes. En eso, una señora que pasaba por la caja del lado le roba unas bolsas a mi empaque. Ella le indica que las bolsas son para su caja, que si quiere bolsas le pida al empaque de su caja. La cosa comenzó a subir de tono cuando el esposo de la señora se metió en el tete. Cuando ya veía que los gritos aumentaban, me di vuelta y le dije a mi empaque: "Pero mujer, ya le explicaste a la señora que no puede sacarte tus bolsas porque las controlan en el supermercado. Si ella no quiere entender, no gastes saliva. Ya se lo dijiste y punto". Mi empaque respondió: "Pero es que igual da rabia pos". "Pero ya pasó, si ya le dijiste y punto", le respondí.

La señora dejó un reclamo en Servicio al Cliente indicando que deberían capacitar a los empaques para poder envolver los productos. En fin, la gente alega por todo, y no son comprensibles con los empaques que se sacan la mugre todo el día para ganarse unos pesitos.

Experiencias en el supermercado sobran, y otras más les contaré más adelante. Lo cierto es que, ya que mencioné el reclamo de la señora referente a capacitar empaques, lo que haré en un futuro cercano es fundar mi propia empresa. Una empresa que se dedique a la capacitación, pero no de empaques. Yo voy a capacitar a los clientes insoportables, para que dejen de ser insolentes con los cajeros y los empaques, para que entiendan que nosotros somos mandados por nuestros jefes y que ellos, aunque compren en mi supermercado, no tienen derecho a pasarnos a llevar. Apuesto a que podría reclutar a una buena cantidad de gente para capacitarla, ¿no lo creen ustedes? :D

¿Aun no has leído la primera parte de las experiencias? Haz clic aquí y léelas. La tercera parte tendrá buenas experiencias también. :)